“Necesitamos ciudadanía/ y ejercerla todos los días”.

Cuando se vive en sociedad, o sea, con otros, no en una isla desierta o en la selva, hay que ser ciudadanos y ciudadanas. Nos necesitamos el modo “sálvese quien pueda”, eso no funciona. Porque a la larga, ¿para qué se quiere uno salvar solo?

Entonces, hay que pasar de ser simplemente un vecino o un habitante a ejercer como “ciudadano”, que es una persona que se sabe poseedora de deberes y derechos, que se junta con otros, se organiza para construir el “bien común”, ¡qué es mi bien y el suyo también!

Las palabras claves de la ciudadanía son: corresponsabilidad (se tiene deberes y se deben cumplir; se tienen derechos y se deben exigir y defender); organización (no basta con tener “conciencia ciudadana”, ya que aislados todo es más difícil y, si se tienen muchas aspiraciones, estas son imposibles de lograr) y la otra palabra clavees participación (y el objetivo, como apuntábamos en el otro párrafo, es para construir el bien común).

“Para tener bien común/ todos tienen que saber/ que hay deberes que cumplir/ y hay derechos que defender//”

En Venezuela hay déficit de ciudadanía. Esto se nota en el hogar, en la escuela, en la calle… Detengámonos en este último espacio, las calles, ese lugar donde todo el mundo se encuentra, se han convertido en una jungla: no se respetan las normas de tránsito, ni choferes de autos, ni ciclistas, ni motorizados; a cada rato se puede ver como se irrespeta el semáforo, por ejemplo, en detrimento de los otros, sobre todo de los peatones que no saben cuándo pueden pasar la calle (aunque estos tampoco respetan las normas, pues se supone que deben andar por las aceras y cruzar en las esquinas y no a media cuadra)… Además, las calles con muchos huecos ponen en peligro a los choferes al tratar de esquivarlos (a veces son verdaderos cráteres); tampoco está bien el rayado para el paso de peatones; hay muchos semáforos en mal estado… Todas estas cosas son responsabilidad de las autoridades receptoras de impuestos. Entonces en la calle priva la ley de la selva, la del más fuerte, en detrimento de los más vulnerables: niños, ancianos, gente con condiciones especiales… Ni deberes ni derechos, pues. Hace falta ciudadanía en la calle.

La educación ciudadana debe comenzar en el hogar. Recordar que de 0 a 7 años se aprende por modelaje; es importante que los adultos den buen ejemplo: deberes, límites visibles. No le grita a los niños, ya que de esa manera aprenderán a no ser gritones; si usted saluda, ellos aprenderá a saludar. El saludo es una muestra de reconocimiento del otro.

Le sigue la escuela. Desde el primer día de clase, hay que ir estableciendo los acuerdos de convivencia y trabajar específicamente temas de la LOPNNA, deberes y derechos de los NNA.

“Yo sugiero que en la escuela/ todos desde el primer día/ reflexionen sobre temas/ para crear ciudadanía

La Constitución, nuestra Carta Magna, la debemos conocer todos, pues no conocer deberes no exime de su cumplimiento. Es en ella, es precisamente, están establecidos también nuestros derechos. Defender, exigir y ejercer nuestros derechos no puede ser considerado un delito.

 “Un tema muy importante/ que merece la atención/ es conocer ampliamente/ nuestra gran Constitución”.

No se olviden de los deberes que tenemos con la naturaleza, con el medio ambiente. “Cuidar la Casa Común/ educación ambiental/ debemos trabajar todos/ esto es fundamental”.

Mencionábamos entre las palabras claves de ciudadanía, la organización para la participación y debemos decir, con mucho agrado, que existen muchas iniciativas en relación a esto. En Barquisimeto, por ejemplo, la Red Ignaciana, conformada por las obras ligadas a la Compañía de Jesús, frente al problema de la calle como jungla, decidió emprender una campaña de Ciudadanía en la calle y comenzaron a difundir unos audios por varias emisoras de radio de la ciudad. No será cosa de una sola persona ni de un día. Hay que tener paciencia y perseverancia para hacer crecer la ciudadanía por el bien de todos. Hay otras iniciativas que iremos compartiendo en esta columna.

Finalmente, hay que tener creatividad para invitar a la gente a unirse a acciones ciudadanas, para llamar la atención, entre tantas preocupaciones, pero la experiencia nos dice que es posible. Las buenas acciones son contagiosas. ¡Anímese!

La educación ciudadana/ requiere creatividad/ para hacerla atractiva/ tener receptividad!”.

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