Sumario: Los niños, niñas y adolescentes venezolanos necesitan de mucho apoyo, tanto los que están estudiando como aquellos que están fuera de las aulas. Los hogares constituyen una primera escuela que no puede sustituirse, tienen que convertirse en protectores, deben enseñar a convivir y ser aliados de la escuela. Escribo tips para esos padres que requieren herramientas en el acompañamiento de sus hijos.
“¿Y cómo te fue en el colegio? ¿Qué aprendiste? ¿Qué te gustó del día y qué no te gustó?” Esas preguntas, con sonrisa en el rostro y sin celular en la mano, hay que hacerlas todos los días a los hijos, sin importar la edad que tengan, para que sepan que a sus padres les importa su educación, para prevenir algún problema de acoso escolar o de aprendizaje no detectado todavía, y también para mantener un clima de diálogo, de acompañamiento con nuestros hijos.
La escuela y la familia deben ser aliados, con roles distintos, pero aliados, del mismo lado de la cancha. Nade de “dedo acusador” ni de la escuela a los padres ni de los padres a la escuela; se requiere de una mano extendida, ya sea para ofrecer o pedir ayuda. Pero vamos al título de esta columna: “Hogares que protegen y educan”.
Los niños, niñas y adolescentes (NNA) están actualmente necesitados de mucha protección y acompañamiento. Las maneras son importantes y las herramientas necesarias. Los tiempos han cambiado y la coyuntura del país es complicada en medio de una emergencia humanitaria compleja, con unos servicios públicos muy malos o inexistentes, que agobian, cansan, con salarios que se los come la inflación… No es de extrañar que la salud mental de los venezolanos esté afectada y todo este conjunto de elementos influye en los NNA. Dicen algunos expertos como, por ejemplo los amigos de CECODAP, que en las consultas psicológicas que ofrecen han aumentado los casos de angustia, ansiedad, intentos de suicidios, en esa población menor de 18 años.
¿Qué pueden hacer los padres para proteger a sus hijos? Mucho. Comenzando por dedicarles tiempo, atención, escucharles (¡sin celular en la mano!), mirándoles, procurando escuchar sus silencios. No sólo hablar de temas del colegio, que son importantes pero no son los únicos; conversen sobre sus amistades, sus sueños: ¿Qué quieren ser cuando estén grandes, cuando terminen sus estudios? Que tengan metas y no vean como único camino el irse del país. Sembrar esperanza, pues.
Otra cosa muy importante es expresarles el cariño que se les tiene. No basta con darles de comer; los NNA necesitan saberse y sentirse queridos, aceptados. Hay que decirles de muchas maneras que se les quiere. Súmele a ello la importancia de aumentar su autoestima felicitándoles por cualquier cosa buena que hagan. Si son pequeños, por ese dibujo tan lindo que hicieron en el colegio, colocarlo en la “cartelera” de la casa, (la nevera), felicitarles por lo bien que acomodaron su habitación,… En fin, por lo que sea que hagan bien.
Es sumamente importante la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Si quieren que sus hijos sean amables, pues sean amables con ellos; si quieren que sus hijos saluden, saluden ustedes primero, sonriendo, con los brazos abiertos… Recuerden que también se “habla” con las miradas, con los gestos… Nunca olvidemos que de 0 a 7 años se aprende por imitación.
Dos actitudes que deben evitarse, una es compararlos: “¿Por qué no eres como tu hermanita?” ¡Terrible error! Cada uno de los hijos es único. Nada de compararlos. Y la otra es evitar, sobre todo con los adolescentes, expresiones tales como “Cuando yo tenía tu edad…”, no solo porque ya no se tiene la edad de ellos, sino porque los tiempos han cambiado mucho.
Un consejo importante en este país con tantos problemas es aprender a administrar las emociones, las angustias. Los hijos no tienen culpa de que la electricidad “se vaya” o de la inflación. Entonces no pague con los hijos esa rabia suya.
Una columna no da para tratarlo todo, sin embargo, no hay que olvidar que todos tenemos deberes y derechos. Los deberes hay que conocerlos y cumplirlos (en el hogar, en la escuela, en la comunidad) y también derechos, que deben ser conocidos, valorados, exigidos… Según la LOPNNA (un ejemplar de esta Ley debería estar en todos los hogares), los NNA tienen derecho, entre otros, a opinar, participar en asuntos que les competan, a tener buen trato…
Protegerlos de la adicción a las tecnologías. Los NNA no pueden pasarse el día y la noche pegados a un celular o una tableta, no sólo porque pueden recibir contenidos dañinos para ellos sino también porque los aleja de las relaciones personales y pueden profundizar sus angustias, soledad… Hay que buscarles alternativas atractivas de entretenimiento. Según un estudio del Centro Gumilla, chamos entre 12 y 16 años dedican 4 horas diarias a las redes sociales.
Finalmente, si la familia es creyente, sea cual sea su religión, ayuda mucho al final del día y al final de la semana, hacer un repaso de las cosas situaciones que vivieron y dar gracias a Dios por ellas; revisar si hay alguna persona con la cual no se portaron bien y pedir perdón por ello, o ver si hay alguien a quién se debe perdonar. Aprender a agradecer, pedir perdón y perdonar son habilidades sociales importantes para la convivencia pacífica.
Necesitamos hogares que protejan y eduquen. Sé que si es posible hacerlo.
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