Sumario. Se acerca el inicio del nuevo año escolar en medio de un país con muchos problemas. Pero hay que soñar, necesitamos una mejor educación por el bien de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, un horizonte que oriente nuestras acciones en el aula, con las familias, con la comunidad y con nosotros mismos, los educadores.
¿Cómo me gustaría sentirme en julio del 2025 cuando esté concluya este nuevo año escolar? Pues es algo que podemos y debemos comenzar a construir desde este mes de septiembre, o sea, soñemos el final para que sirva de horizonte para nuestro trabajo, nuestra formación, nuestra dinámica del aula y lo que deseamos para la educación del país.
Personalmente, sueño con escuelas bien bonitas, arregladitas desde el 6 de septiembre, pues el ambiente también educa. ¡Ojalá estén listas todos las escuelas públicas y las privadas para recibir a partir del 16 a los alumnos. Es decir, que no comiencen arreglarlas ese mismo día.
Sueño con muchos niños y niñas entrando a los centros educativos, que vuelvan esos miles que se han ido abandonando las aulas por diversos problemas. Me encantaría que hubiese campañas para que vuelvan esos excluidos, que, según la escuela de Educación de la UCAB, son cerca de 3 millones. Cierro los ojos y veo las aulas llenas.
Lo anterior también supone flexibilidad por parte de los centros educativos privados, subsidiados y públicos en cuanto a los requisitos para comenzar el año. Flexibilicen en el uniforme al menos las primeras semanas, mientras los padres pueden comprar los uniformes. Lo importante es que el niño asista a la escuela; igual deben hacer con los útiles, un cuaderno y un lápiz para empezar y luego van completando la lista. Es importante comprender la situación de las familias. Sueño también con la solidaridad de la sociedad venezolana, que en las parroquias católicas se hagan colectas de lápices y cuadernos para donarlos luego a las escuelas con entornos más pobres. ¿Cómo les parece?
Sueño con unos maestros con pilas cargadas, animados a pesar de las dificultades, con un morral lleno de herramientas creativas para educar sin aburrir. Comenzado por conocer a sus estudiantes, cómo les fue en vacaciones, si tienen a sus papás en sus casas o se han ido a otro país o a las minas, saber con quiénes están en el hogar, ¡El lazo afectivo es muy importante! A partir de sus intereses, sembrar curiosidad por aprender, abrir ventanas, brindar una educación con sentido. Igualmente sueño con unas escuelas donde se enseñe a convivir, a resolver los conflictos por vías pacíficas. Aulas donde el sentido del humor se enseñe. Donde el reír sea algo común y no el burlarse del otro.
Unas aulas así suponen un trabajo en equipo entre los maestros, pues no todos tenemos los mismos talentos y entre varios podemos complementar lo necesario para esas aulas activas, creativas.
Sueño con que la Educación Ambiental sea eje transversal y no solo para celebrar el Día del Árbol. El artículo 107 de la Constitución dice que la Educación Ambiental es obligatoria en todos los niveles educativos. La Tierra, la Casa Común, la está pidiendo a gritos.
Sueño que todos los niños y niñas salgan de 6to grado sabiendo leer, comprendiendo lo que leen. Sueño que programas como “Leo, juego y aprendo”, impulsado por la UNIMET, esté en todas las escuelas, tanto públicas como privadas.
Sueño con un personal, desde el portero hasta el director, sean coherentes con esos valores que queremos enseñar en las aulas y pasillos.
Por supuesto, sueño con centros educativos donde el personal docente esté completo. Recordemos que sin maestros no hay escuela.
Sueño con reuniones de padres y representantes que se vean del mismo lado de la cancha y no como enemigos. ¡Alianza escuela – familia!
Sueño con unas redes sociales que animen a la sociedad a hacer una gran alianza por la educación venezolana.
Sueño con escuelas públicas con sus cinco días de clase y no con uno o dos a la semana. Los niños lo necesitan, la sociedad lo necesita.
Tengo que mencionar que sueño con un salario para el personal de las escuelas que sea digno, como lo dice al artículo 91 de la Constitución, que cubra las necesidades de los trabajadores y permita que los educadores podamos concentrarnos en preparar nuestras clases con sentido. ¿Con qué educación sueña usted?
Por: Luisa Pernalete
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