“Profe, los alumnos no quieren ir al colegio y… ¡los maestros tampoco!”, me comentaba el otro día un periodista que ha visitado escuelas donde la asistencia escolar es baja.  Y yo pensaba: falta el último lapso de este difícil año escolar. Siempre el cansancio afecta en este período, pero mucho más en Venezuela donde toda acción se convierte en una “carrera de obstáculos” dada la cantidad de dificultades que debemos enfrentar. Educar no está fuera de esa “carrera”. Llegar a la escuela ya es un acto heroico en algunas ciudades: ¿hubo agua en la casa para asearse y cocinar?, ¿habrá agua en la escuela?, ¿qué tal encontrar el efectivo para el transporte o el combustible para los que tienen vehículo propio?, ¿hubo electricidad?, ¿se pudo dormir con tranquilidad? En fin, no hablemos de otros temas como el del estado de los bolsillos. ¿Hay para hacer mercado esta semana?, ¿los alumnos habrán comido? Quizás algún docente dirá: ¿y con todos estos previos, todavía se aspira que lleguemos con ánimo a trabajar a la escuela y que entusiasmemos a los estudiantes? Pues sí, de eso se trata.

Primero hay que partir de la realidad, la de los estudiantes y la de los educadores. Si seguimos en las aulas, aprovechemos lo mejor que podamos, el tiempo que vamos a invertir. Hay que darle sentido a la vida del educador y del educando. Se trata de no aburrir a los chicos ni que usted se aburra. 

Recomiendo hacer algunos ejercicios de risoterapia antes de salir al centro educativo: sonreír de manera forzada ante el espejo unos segundos, predispone positivamente, distiende. Después, aunque se ponga su mascarilla, créame que le va a ayudar. Se supone que ya planificó su clase y quiere que esta le salga bien ¿verdad?  Espero que no sea de esos docentes que asumen el rol de “dictador” o “dictadora”, de esos que solo dictan, dictan y dictan a los chicos.

Comience su sesión de clases preguntándoles a sus estudiantes cómo se sienten, cómo están en la casa. Si es lunes o, en este caso, después del receso de Semana Santa, pregunte qué hicieron en esos días de receso, si hubo alguna novedad en el hogar o en la comunidad. El acompañamiento psicoafectivo es muy importante. Pregunte si saben algo de los compañeros que no han asistido a clases. Que los estudiantes sepan que son importantes como personas y no se trata de “ver tareas” o “pasar materia”. Usted también puede contar alguna anécdota o comentar algo de lo que está pasando en el mundo.

Pregunte después por las “tareas” (que espero no hayan sido muchas) o también puede repasar lo que se vio en la última clase, lo principal. ¿Qué les quedó?, ¿pudieron aplicar algo de lo aprendido? Recuerde: lo que no se repasa no se guarda en la memoria de mediano plazo y lo que solo llega a la de corto plazo… ¡Se olvida de una vez!  Así que subraye, ayudado con los estudiantes, lo más importante y ojalá haya alguna resonancia de lo tratado.

Elabore preguntas para lo nuevo o puede preparar, según sea el tema, casos hipotéticos basados en hechos de la vida real. Por ejemplo, el 22 de abril se celebra el Día de la Tierra, buena oportunidad para trabajar, Educación Ambiental, los efectos del cambio climático, lo que podemos hacer como ciudadanos para mitigar los ataques al planeta Tierra. Hagan viajes imaginarios a lugares muy afectados por el maltrato ambiental. Si puede proyectar fotos o videos, hablen del crimen que está significando el Arco minero, una foto de esos cráteres horribles que están dejando como huellas las minas de oro en el estado Bolívar.

Igualmente, en abril se celebra el Día del Libro y del Idioma. ¡Qué buena oportunidad para que mencionen libros que hayan leído y les haya gustado! O tal vez que imaginen qué libro les gustaría escribir… Si son pequeños hay que trabajar algún cuento, inventarlo, leer uno y luego recrearlo con finales diferentes. Recuerde que, en cuanto a la lectura, se trata de desarrollar la competencia de comprensión lectora.  Si es docente de Primaria o es del área de Lengua y literatura en bachillerato, esta semana sería un pecado no hablar del Don Quijote: ¿qué quijotes conocen?, ¿qué Sanchos conocen?… O hablen el idioma, lo importante que es hablar con propiedad, las palabras bonitas que les gusta oír y palabras feas que ofenden… Hagan un poco de teatro.

Hay ejercicios de gimnasia cerebral, muy útiles para retomar la atención y estimular el cerebro creativo… Pero hay otras actividades que se pueden hacer para comenzar clase después del receso o después de una hora de clases. Por ejemplo, el chiste de la mañana o la anécdota de “Cuando yo… cuando me caí, o el día más feliz de la semana, cómo hablan los animales…” Reír es muy sano. Reír, no burlarse, pues este es un comportamiento dañino y debe ser rechazado.  Lo que planteo es que después de 45 minutos o una hora, hay que pararse, moverse, relajarse… Ayuda a la atención y reduce cansancio, tanto el de ellos y como el suyo.

Si este espacio, en vez de ser una columna, fuera un video, mostraría las bondades de los “juegos instructivos”, esos que sirven para reforzar contenidos importantes y que ayudan al aprendizaje, pero, jugando. El padre Wyssenbach sj. Es experto en juegos instructivos: “Título de locutor” (para niños de 2do grado en adelante, para mejorar la lectura), “Licencia de piloto” (para geografía regional, de Venezuela y del mundo); “Operaciones humanas” y “De compras con mi mamá” para problemas partiendo de la vida diaria (ambas permiten abordar las matemáticas de manera divertida).

No se olvide preguntar, al final de la hora o de la jornada, cómo se han sentido, qué les ha gustado, qué más quisieran aprender… Es importante que le vean sentido a lo que se aborda cada día en el aula. ¿Para qué puede servir lo que se vio hoy en la clase? ¡Ah, y tareas! Recuerde que el hecho de asignar más tareas no significa que aprenderán más.

Hagamos ahora un paréntesis. Nada de esto es para que olvidemos que el cansancio de muchos docentes tiene que ver con su situación económica y por ello es necesario seguir exigiendo que la remuneración de los educadores debe estar acorde con su responsabilidad (¡qué es mucha!). Pero insisto, si vamos a seguir en el aula, debemos buscar la manera de darle sentido a nuestro trabajo.

Finalmente, hay en las redes sociales organizaciones que aportan estrategias a los docentes como @educacionGuao y no sería mala idea ir elaborando un banco de estrategias dinámicas y atractivas que ayuden a los maestros. ¡Qué les vaya bien y luego me cuentan!