Ideas claves
La estimulación es el proceso de proporcionar estímulos, influencias para activar o aumentar la actividad en un sistema fisiológico o proceso mental, siendo importante adaptar la estimulación a la edad y las capacidades individuales de cada niño o niña.
La estimulación temprana abarca un conjunto de atenciones específicas brindadas a niños y niñas en sus primeras etapas de vida con el propósito de maximizar sus habilidades físicas, intelectuales y psicosociales.
La estimulación temprana es importante porque permite identificar y abordar problemas de desarrollo o discapacidades en las primeras etapas de vida; favorece el crecimiento sensorial y la capacidad de procesar información sensorial; promueve el desarrollo del lenguaje y la comunicación, así como habilidades motoras (gruesas y finas); promueve habilidades sociales; contribuye a establecer patrones positivos de aprendizaje y motivación.
La estimulación temprana comienza desde el nacimiento y continúa durante los primeros años de vida; comprende el contacto físico; juegos suaves; conversar; proporcionar estímulos sensoriales con luces y colores; ya cuando el bebé comienza a rodar, gatear y sentarse se pueden incorporar actividades de movimiento.
Los niños/as que necesitan más estimulación temprana son: prematuros o con bajo peso al nacer, con riesgo de discapacidades o retrasos en el desarrollo, con condiciones médicas o genéticas, que han experimentado traumas o adversidades, con entornos desfavorecidos o de bajos recursos, con trastornos del espectro autista (TEA) u otras condiciones del desarrollo.
La estimulación temprana se centra en diversas áreas para fomentar un crecimiento saludable y equilibrado. Las áreas principales de estimulación temprana incluyen estimulación cognitiva, motora, del lenguaje, social y emocional, sensorial, afectiva.