El pasado mes de enero anduve por Cumaná en diversas actividades formativas. Al llegar al Colegio Madre Alberta de Fe y Alegría, me sorprendió ver que un río de aguas negras rodeaba al colegio y que incluso, para poder entrar, habían colocado unas piedras. El ambiente era nauseabundo y las aguas negras habían ya comido gran parte de la avenida Carúpano. Impresionado por la podredumbre, manifesté mi asombro, y escuché este increíble relato:
“El brote de aguas negras comenzó en diciembre de 2013, hace ya más de un año. Nació a la entrada del IAMSA, empresa de aseo dependiente de la Alcaldía, y pronto las aguas bordearon el Colegio. Visitamos a la empresa IAMSA y nos aseguraron que el problema no dependía de ellos por estar fuera del portón. Visitamos a Hidrocaribe y le enviamos varios oficios. Vinieron por fin un día a revisar y dijeron que la tubería estaba rota y había que cambiarla, pero que eso le correspondía a Obras Públicas. Visitamos al Director de Obras Públicas, le enviamos varios oficios y la respuesta fue que el problema debía resolverlo Hidrocaribe.
En marzo de 2014, la Sala de Batalla social «Subversiva Caribe» se reunió con el Consejo Educativo del Colegio y envió un oficio al Alcalde de Cumaná, adjuntando fotos y un buen informe. En ese mismo mes visitamos al Gobernador sin ningún resultado. Para abordar el problema hicimos una Asamblea de padres a la que invitamos a los Consejos Comunales, a Hidrocaribe y a Obras Públicas, aunque éstos dos últimos no asistieron. En el mes de julio enviamos un nuevo oficio a Obras Públicas y volvieron a respondernos que el organismo rector en la materia era Hidrocaribe.
A las plagas sufridas durante todo el año se unió un brote de dengue y de chicungunya en el barrio que afectó a muchos niños y adultos de nuestra institución. En el mes de octubre el Gobernador inauguró unos aparatos para los niños en la plaza que está junto a la Escuela, al lado del brote de aguas negras. Asistimos a la inauguración, mostramos nuestro malestar y aprovechamos para conversar con el Gobernador que prometió resolver el problema e incluso presentó días después un proyecto a los consejos comunales empeñando su palabra de que instalarían el colector en enero.
Como pasó enero y no llegó el colector, a las siete a.m. del día dos de febrero, alumnos, docentes, comunidad educativa y vecinos, cansados de tanta indolencia, cortaron la avenida Carúpano. Se mantuvieron impasibles bajo un sol abrasador, sin pararle a las amenazas de algunos guardias que incluso llegaron a tirarles sus motos. Por fin, a las 11, 34, cuatro horas y media después de que comenzara la toma, llegó el secretario de gobierno a negociar. Pidió que levantaran la toma bajo su palabra de que en la tarde enviaría las máquinas. Sí llegaron las máquinas y empezaron de inmediato a trabajar.
“Es muy triste todo esto, -concluye la Hermana directora- pero sólo así nos hacen caso Ojalá cumplan. Si no, volveremos a salir”
Por: Antonio Pérez Esclarín ([email protected])
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