APEEn 1993, el Gobierno lanzó su proyecto  bandera de las Escuelas Bolivarianas con el lema “educación integral y de calidad para todos”. Los componentes centrales del proyecto eran: jornada  de ocho horas diarias para estudiantes y docentes; servicio de alimentación con dos comidas y una merienda diaria; atención integral  de los estudiantes en salud, cultura y deportes; acondicionamiento de la planta física; y dotación apropiada.

Al comienzo, las escuelas bolivarianas se extendieron vertiginosamente por todo el país e incluso se llegó a afirmar que, en unos pocos años, todas las escuelas se transformarían en bolivarianas, con lo que todos los alumnos  disfrutarían  de educación de calidad.  La promesa no sólo no se cumplió sino que, a partir del curso escolar 2005-2006 el crecimiento cayó en picada, se abandonó la promesa de convertir todas las escuelas en bolivarianas  y se dejó de hablar de ellas con el triunfalismo de antes. Los críticos dicen que  se debió a que la evaluación que se hizo de ellas no mostró evidencias de que la educación de las  bolivarianas fuera mejor que la de las otras escuelas.

Sea esto cierto o no, pues nunca se presentaron los resultados de la evaluación, sí está claro que, a partir de entonces,  se eliminó  el SINEA (Sistema Nacional de Evaluación de los Aprendizajes) y que el Gobierno ha mostrado muchas resistencias a que se evalúe la educación de Venezuela, cosa esencial para poder determinar su calidad y emprender los cambios necesarios.

Resulta, por ello, interesante revisar la investigación sobre la calidad de las escuelas bolivarianas que hicieron  Isabel Cantón Mayo de la Universidad de León en España, y Nanci Barrios Briceño de la Universidad Pedagógica Libertador de Venezuela que aparece publicada en el último  número de la Revista Internacional de Investigación e Innovación Educativa (Diciembre de 2014).

Si bien reconocen los avances en cobertura, sus  conclusiones no son ciertamente alentadoras. Las citaremos textualmente: “Las políticas educativas emprendidas por el actual gobierno venezolano están orientadas hacia dos grandes polos; la masificación de la educación y la reorientación ideológica del sistema educativo bolivariano. El alcance que ha supuesto la política educativa bolivariana en Venezuela ha generado un impacto social y educativo sin precedentes en la historia escolar del país que ha conllevado la masificación de las aulas escolares…, Sin embargo, este desarrollo no es suficiente. Las llamadas Escuelas Bolivarianas distan mucho de ser escuelas de calidad, ya que es un modelo pensado e ideado desde una instancia, piramidal, verticalista y autoritaria, sin tener en cuenta el pensar y sentir de docentes, padres y representantes y mucho menos la realidad económica y sociocultural de Venezuela. Un  falso patriotismo es el que motiva la implantación de esta modalidad que mutila la verdadera Historia Nacional. Por lo que concluimos que la Escuela Bolivariana no funciona”.

Es necesario, en consecuencia, que sigamos uniendo esfuerzos para garantizar a todos educación de calidad como lo contempla la Constitución Nacional y la Ley Orgánica de Educación.

 

Por: Antonio Pérez Esclarín ([email protected])

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