Sumario. La educación venezolana lleva años en “terapia intensiva”: sus problemas son serios y atentan contra el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes (NNA). Es necesaria una gran alianza entre diferentes actores de la sociedad, incluyendo las autoridades, para salvarla. Fe y Alegría promueve esa alianza y durante estos días “invadirá” los medios para esa promoción.
“Profe, usted me puede decir dónde hay una escuela subsidiada por la AVEC en el este de la ciudad, pues mi hijita está en primer grado, en una escuela pública, tiene clases solo dos días a la semana. ¡Yo creo que no está aprendiendo nada! Y yo no puedo pagar una escuela privada”. Ese clamor de la señora Magaly, que tiene un puesto de ventas de frutas y hortalizas al este de Barquisimeto, es el mismo de muchas madres, pues el horario de la mayoría de las escuelas públicas (cerca del 75% de las escuelas básicas del país), es de 2 a 3 días de clase a la semana, Si con 5 días cuesta que aprendan los estudiantes, ¿qué tal con dos o tres?
Ese dato es suficiente para declarar la educación venezolana en emergencia. Súmele usted que en los últimos años el país ha perdido una cuarta parte de sus educadores, quienes han abandonado sus cargos principalmente por los bajos, bajísimos salarios, ¡los más bajos de toda América Latina, incluso más bajos que los de Cuba y Haití, que se consideraban los más bajos! Creo que deben estar entre los más bajos del mundo. Según la Red de Observadores Escolares, que impulsa la organización Con la escuela, cerca del 50% de los maestros deben tener otro trabajo, además del aula, para poder sobrevivir, ya sea vendiendo tortas, café, cortando pelo, impartiendo clases particulares… por mencionar algunos. Otro dato, proporcionado por la misma fuente: casi la mitad de los maestros en ejercicio consultados, van a su centro de trabajo a pie (no tienen carro particular, ni les da para pagar transporte público) y de esos que caminan diariamente, cerca de la mitad, el año pasado no pudieron comprar zapatos. ¡Pobreza extrema casi!
Esas difíciles condiciones de los docentes han generado otras consecuencias como, por ejemplo, que no hay incentivos para estudiar Educación. ¿Cómo se le dice a un joven que estudie esa carrera para que pase hambre? Hay Escuelas de Educación cerradas en varias universidades o con poquísimos alumnos, aunque traten de motivar ofreciendo becas como hace la UCAB. La UPEL ha bajado considerablemente su estudiantado. Las escuelas, públicas o privadas que permanecen abiertas, tienen que hacer malabarismos para atender a sus alumnos. Hay ocasiones en las cuales el equipo directivo asume materias o se trabaja por proyectos, áreas y no por asignaturas.
No hablemos de la calidad de la educación, establecida en el artículo 104 de la CRBV. Está tan baja la calidad que hasta la Ministra ha aceptado que la situación es grave.
Tampoco olvidemos que, según cálculos de la Escuela de Educación de la UCAB, hay cerca de 2 millones de NNA que están fuera de las aulas. ¿Ustedes han visto campañas para que esa población regrese a las aulas?
En fin, podríamos seguir hablando de los males que están afectando a la educación del país, pero, no podemos quedarnos en las quejas. Sin educación un país no sale de ninguna crisis. ¡Se están hipotecando estas generaciones! ¡Se está hipotecando el futuro del país! De ahí surge esa propuesta que Fe Y Alegría viene haciendo desde el 2023 de una “Alianza por la educación”. No se trata de una alianza por Fe y Alegría, sino de alianza por la educación de Venezuela. Es un llamado no solo las familias, beneficiaras o dolientes, sino también a las academias, universidades, periodistas, gremios, empresarios e igualmente a las autoridades, ultimas responsables de las políticas educativas y de los recursos públicos.
Algo se ha hecho. La UCAB, la UNIMET, empresarios en diversas ciudades, gremios, medios de comunicación, han manifestado interés en formar parte de esa alianza. Es hora de las propuestas y de la acción. Cada actor tiene algo que aportar a favor no solo de la población escolar -incluyendo la universitaria- sino a favor del país.
La “invasión” de estos días es para seguir animando a diferentes actores a sumarse a la alianza. Cada quien aportará según su papel en la sociedad y sus posibilidades, pero se necesita que la educación sea prioridad para Venezuela y con acciones que sumen.
“Necesitamos la gran alianza, para educar y dar esperanza// Los niños tienen derecho/ a tener educación/ hay que enlazar muchas manos/ y tengan esa bendición// Salvar nuestra educación/ no es asunto solo mío/ hace falta mucha gente/ en alianzas yo confío// Que vengan los empresarios/ también universidades/ líderes y periodistas/ y también autoridades// La educación es un derecho/ dice la Constitución/ hay que exigirle al Estado/ que cumpla su obligación//
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