Sumario. A pocos días de unas elecciones muy importantes, es bueno pensar qué deseamos para nuestro país y también qué estamos dispuestos a hacer por esos sueños. Se elegirá un presidente para estar al frente de un gobierno, no se estará eligiendo un dueño del país. Hay que poner esos sueños nuestros sobre la mesa, cuáles problemas quisiéramos ver resueltos, cuáles derechos garantizados, cuál actitud de la población. Sobre esos sueños escribo.
“Nosotras soñamos que nuestros hijos vuelvan”, fue lo que dijeron unas 40 madres con las cuales tuve una actividad hace poco. Algunas tenían sus ojos húmedos por lágrimas que intentaban salir. Les pregunté también cuántas tenías familiares cercanos fuera de Venezuela, y todas levantaron la mano, menos una.
Estamos a pocos días de un evento electoral muy importante, las elecciones presidenciales. En Venezuela, el sufragio es un derecho (Art. 63 de la CRBV) y hay mucha disposición a participar. Es bueno soñar qué queremos para nuestro país y lo expresemos, pues se eligen gobernantes, pero no dueños, por lo cual los ciudadanos debemos manifestar lo que deseamos.
Yo comenzaría diciendo que sueño con un país en el cual la Constitución, la Carta Magna, se conozca, se respete y se cumpla. Sueño que el preámbulo de la CRBV sea una realidad. Dice en el texto que se quiere establecer una sociedad “democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural”. Más adelante habla del imperio de la Ley (es decir, nada de arbitrariedades), que se asegure el derecho a la vida, el trabajo, la cultura, la educación, la justicia social, la igualdad sin discriminación (nada de privilegiar colores de franelas). Recomiendo que se lean y relean ese preámbulo. Yo sueño que así sea nuestro país.
Sueño con una democracia de verdad, donde se garantice tanto el respeto de la mayoría como las minorías, la alternabilidad propia de las sociedades democráticas. Nada de cargos vitalicios. Recordemos a Mandela cuando, en 1993, aceptó ser candidato presidencial en Suráfrica e indicó que si ganaba únicamente sería presidente por un solo período y lo cumplió.
Como soy maestra, sueño con un país con escuelas públicas con su semana completa de clases (no de dos o tres días, como sucedió este año escolar). Sueño que vuelvan a sus aulas todos esos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que no asisten a clases. Sueño con escuelas llenas de chicos y chicas contentos, con sus educadores al frente. Sueño con una educación de calidad como lo dice el artículo 103 de la CRBV, capaz de atraer nuevamente a los adolescentes que hoy se aburren en los salones y adquirir sentido para ellos. En nuestro país hay experiencias significativas que confirman que sí es posible tener una educación de calidad.
Sueño con un sistema educativo con suficientes docentes, con salarios dignos que les permita satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, como lo señala el artículo 91 de la Constitución.
Sueño con hospitales bien dotados, con personal médicos y enfermeras que disfruten, igualmente, de salarios dignos…
Sueño con una mejor calidad de vida para toda la población, lo cual supone acceso a servicios públicos eficientes (agua potable, electricidad, aseo). No quiero seguir cantando: “Al Niño Jesús le vuelvo a pedir/ que el agua por tubo nos vuelva a salir// A José y María, en la Navidad/ pido no se vaya la electricidad//”.
Sueño con un país en donde la Educación Ambiental sea un eje transversal y no solo en la escuela, sino también en las redes sociales, que la naturaleza sea nuestra hermana. Que los ambientalistas sean escuchados.
Sueño que la defensa de los Derechos Humanos no se criminalice.
Sueño con una población decidida a participar activamente en la reconstrucción del país, dispuesta sentarse con el que piensa distinto, a dialogar, a ponerse de acuerdo en la resolución de problemas comunes. Sueño con la reconciliación y esto supone voluntad de dos partes. ¡Este en el horizonte!
Sueño con una sociedad más humana y humanizadora. Con mucha participación ciudadana. Un país en “modo sinodal”, para decirlo en términos cristianos, o sea, “Caminando juntos”, con metas comunes. Que tengamos 3 P en nuestra cotidianidad: paz, paciencia, perseverancia.
Sueño con un país de esperanza, donde los jóvenes quieran vivir. Usted ¿con qué sueña? Por lo pronto, ponga en su agenda: votar este 28.
Por Luisa Pernalete
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