Ideas claves

Desde la educación se deben hacer esfuerzos por generar un «cambio educativo» para reforzar una nueva solidaridad universal y así construir una sociedad más acogedora.

La educación y la misma pedagogía son campos neutros en donde entran diversas fuerzas para orientar el destino de la sociedad.

Las pedagogías críticas nos permiten ver la escuela como lugares donde se reproducen, lamentablemente, las desigualdades de la sociedad. Sin embargo, busca que estos espacios se conviertan en escenarios donde se geste una sociedad más justa, más diversa y más humana.

Desde las pedagogías críticas se insta a generar cambios en la forma en que se maneja el currículum. Los contenidos, en primer instancia, deben partir del contexto de los estudiantes y contener problemas de la realidad.

Dicha forma de presentar los contenidos, permitirá que desde la educación se formen actores críticos de su propia realidad y cuenten con criterios para analizar lo social.

Las escuelas deben convertirse lugares de acogida, de inclusión y de vida comunitaria, es decir, que sea un microcosmo de la sociedad que se quiere.

Si se quiere formar, desde las pedagógicas críticas, a ese ciudadano crítico, también hay que revisar cómo el profesor ejerce su poder como guía del conocimiento.

El proyecto educativo del centro debe responder al contexto, de manera que se establezca una relación horizontal entre escuela-comunidad, desde donde surge una formación ciudadana con consciencia humanista y ecológica.

La transformación social no está en la aplicación de los métodos educativos sino en la relación diferente entre el conocimiento y la sociedad.

Es necesario reescribir el currículum oficial con la experiencia de actores educativos en esa relación escuela-comunidad.

Para la aplicación de las pedagogías críticas es necesario:

  1. Aprender a asombrarse, a indagar, a reflexionar, a preguntarse, en función de interpretar la realidad.
  2. No aceptar ninguna información como la única, sino más bien analizarla desde su temporalidad.
  3. Pensar con la mirada puesta en la transformación de la realidad desde una voluntad de cambio. ¿Qué podemos hacer para cambiar la situación?
  4. Integrar todas las dimensiones del ser para buscar el compromiso por el cambio.
  5. La acción y la reflexión deben ir de la mano, que nos conduzcan a una mejor vida.
  6. El pensamiento y la subjetividad crítica debe ser también colectiva, es decir, buscar con otros esa transformación social.

El acto educativo debe basarse a partir de un «diálogo», el cual se perfila como el núcleo de una propuesta escolar liberadora.

Ese «diálogo», llamado diálogo cultural desde una mirada de la educación popular, comienza cuando el profesor se pregunta «¿Qué voy a dialogar con mis estudiantes?», pregunta que debe estar basada en la cultura y la realidad de los estudiantes. Estas nociones deben ser contrastadas con el saber propio y el saber general.

Educar críticamente exige un perfil de educador autónomo, reflexivo y comprometido con la comunidad educativa, tendiendo siempre una actitud constructiva.

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