Sumario. Seguimos con un país delicado, complicado. Necesitamos caminar e ir solucionando problemas por vías pacíficas, tanto en el hogar, en la escuela, en la comunidad y en toda la sociedad. Escribo sobre unos pasos necesarios para la solución de conflictos, pequeños o grandes, de manera pacífica.

“¡Estoy muy molesta! Hablamos más tarde”. Así le dijo la madre a sus hijos, a quienes encontró peleando en el patio y dándose golpes por un problema con el balón de uno de ellos. Ella hizo lo adecuado: los separó, para que no siguieran golpeándose, indicándoles que hablarían más tarde, o sea, primero necesitaba calmarse; de lo contrario, si hubiera actuado así como estaba, tal vez les hubiera pegado o habría generado más violencia entre ellos.

Conflictos interpersonales existen en todos los espacios, pequeños y grandes, siendo necesario enfrentarlos, pues si crecen las consecuencias serán peores. No olvidemos que hay maneras y maneras. Si se hace con violencia, se generará más violencia, y  lo que se quiere es de lograr la paz.  Que  lo que decía Gandhi: una victoria obtenida con violencia será una victoria pírrica, dado se necesitará violencia para mantenerla.

Les comparto mi Curso acelerado resolución pacífica conflictos en 6 Cs.

1) Calmarse es lo primero. Calmarse y se podrá detectar el conflicto ya sea en la familia, la escuela, la comunidad, el trabajo o en el país. Si estamos alterados podemos cometer errores y se requiere sindéresis, prudencia activa, pensar antes de actuar, tener pensamiento consecuencial, analizar las causas. Es recomendable calmarse y fijar reunión para más tarde o al día siguiente, pero eso sí deteniendo la violencia inmediata entre las partes.

2) Conversar. Pero no como si fuera un interrogatorio de la policía y tampoco “conversar” de mentiras, sin escuchar las partes. Es fundamental dejar hablar a los involucrados, ayudar al diálogo haciendo preguntas para aclarar y no para juzgar desde el principio. Recuerden que escuchar es un arte.

3) Comprometerse. S trata, una vez analizado el conflicto, conociendo el qué pasó y el por qué pasó, buscar maneras de que no vuelva a producirse. ¿Qué tienen que hacer las partes para que no vuelva a suceder? ¿Tienen que seguir unas reglas? ¿Tienen que abstenerse de algo? ¿Hay que dejar de insultar, descalificar? ¿Se aprende a no actuar a lo loco?  Preguntarse sobre las consecuencias antes de actuar, que cada parte se comprometa a   comportarse de manera adecuada en el futuro.

4) Confiar. Aunque tengamos algunas dudas, debemos confiar en esos acuerdos, esos compromisos. Hay que manifestar esa confianza de manera pública: las partes deben escuchar que se confía en el cumplimiento de los acuerdos.

5) Caminar juntos. Ayuda mucho a las partes que han tenido un conflicto. Hacer algo juntos para reducir prejuicios, para que nazca confianza… En el hogar, por ejemplo, después de una pelea entre hermanos, invitarles a ayudar a hacer el almuerzo, arreglar el patio. En el colegio, después de un conflicto entre dos secciones que se pelearon por un partido de fútbol, invitarlos a conversar y comprometerse, a cooperar en un mural hecho entre todos… Por supuesto, entre vecinos puede ser algo más complicado, mientras en el país con sectores amplios en conflicto, paciencia, plan y perseverancia.

6) Coherencia. El ejemplo enseña más que las palabras. Si usted quiere tener una familia pacífica, debe  actuar de manera pacífica.  “Mi vida es mi mensaje”, decía Gandhi, o “ama  al prójimo como a ti mismo”, dijo Jesús. Si usted se comporta igual al que critica, es igual.

Por supuesto, hay conflictos de conflictos. A veces habrá que buscar mediadores, puentes entre las partes, gente que sepa ayudar y facilitar al diálogo, a la escucha y no a esas personas que les gusta echar leña al fuego. Gente que sepa utilizar la palaba adecuada, como nos dice Benjamín Gonzáles Buelta SJ en su poema “Una palabra”: “Una palabra en el aire/ puede ser un puente/para salvar los abismos/ una onda en el alma/ para vencer las fronteras/ una mirada tierna/ que acerca y abraza”. A ser puente se aprende y necesitamos tener muchos puentes en este país.

Necesitamos calmarnos, escuchar, conversar, establecer  acuerdos. Repetimos, en la familia, en la escuela, en el trabajo, en la comunidad, en el país.  Sentarnos a esperar que vengan las soluciones no ayuda.

Por: Luisa Pernalete

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