Sumario. El 4 de octubre es el Día de San Francisco de Asís, patrono de los animales, de la ecología; se hermanó con la naturaleza, vivió de manera sencilla, pidió a Dios que lo hiciera instrumento de su paz. Ecología, fraternidad, sencillez, procedimientos pacíficos en sus relaciones con los demás. Mucho que aprender de él en este mundo violento y en un planeta que necesita protección.

«Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra amada tierra, la cual nos sostiene y gobierna, y produce diversos frutos y coloridas flores y hierbas». Y el Cántico de las criaturas de San Francisco de Asís va enumerando todas esas alabanzas al Señor y mencionando su hermandad con el sol, la luna, el viento… Patrono de los animales, patrono de la ecología, mucho que enseñarnos en estos tiempos de ataques permanentes contra los ecosistemas, «arcos mineros», legales pero ofensivos, desastres ambientales. No es de gratis que haya sido proclamado Patrono de la Ecología por Juan Pablo II en 1979.

San Francisco nació en 1811 y murió en 1182. Venía de una familia acomodada y su juventud fue tranquila, pero cambió cuando tuvo que ir a la guerra; fue capturado y durante ese encierro meditó mucho. Cuando salió en libertad, se entregó a la oración y a estar en medio de la naturaleza. Vendió sus bienes y fundó la Orden Franciscana, caracterizada por vivir con mucha sencillez entre pobres.2

Dicen que se la pasaba acompañado de animales y se llevaba muy bien con ellos. Hay una anécdota simpática que relata que le comenzó a hablar a un lobo, que atacaba a otros animales, logrando pacificarlo. Y entonces los lugareños comenzaron a alimentar al lobo. O sea, ¡procedimientos pacíficos con violentos!

Muy conocida es su oración en la que pide al Señor que lo haga un instrumento de su paz: «Hazme un instrumento de tu paz/ donde haya odio que lleve tu amor/ donde haya duda, lleve yo la fe/donde haya error que lleve la verdad/ donde haya ofensa, ponga tu perdón/donde haya discordia, lleve yo la unión/ donde haya desesperación, lleve alegría/ donde haya tinieblas, lleve yo la luz// Maestro, ayúdame a nunca buscar, querer ser consolado sino consolar/ ser entendido como entender/ ser amado como yo amar…//

Que seamos instrumento de paz y no de guerra, de violencia, de gritos, de malos tratos o de ofensas. ¿No creen que los venezolanos necesitamos de esa oración? En Venezuela ha crecido la violencia institucional, la intrafamiliar y la escolar, debido al manejo inadecuado de las emociones y por la crisis humanitaria compleja que no cesa.

Y veamos también el llamado a la coherencia que se hace en esta oración: «Es perdonando que se nos da perdón…» Es decir, ser lo que queremos ver, como decía Gandhi: ser coherentes. Que exista coherencia entre nosotros.

Es tiempo, pues, de hermanarnos con la naturaleza, cuidarla y no acabarla. Tiempo de hermanarnos con los animales. Tiempo de ser «instrumentos de paz». Nada de venganza, que es una mala consejera, decía Mandela. Tiempo de perdón en este país necesitado de unión para reconstruir los lazos sociales. Tiempo de educar para la paz como eje transversal en nuestras escuelas.

Por: Luisa Pernalete

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