“¡Por fin llegaron las vacaciones!”, así dirán los niños, niñas y adolescentes que han tenido la bendición de estudiar, e incluso hasta quizás lo hagan muchas de esas mamás, que madrugan para alistar a sus hijos y enviarlos al colegio. Pero son unas vacaciones largas: todo agosto, buena parte de septiembre y aquellos que estudiaran bachillerato no tendrán clases hasta octubre. ¿Qué hacer en vacaciones? Nos vamos a atrever a sugerir algunas actividades, que esperamos sean útiles.

Lo primero es recordar que el hogar es la primera escuela y no solo hablamos para los niños y niñas pequeños, para antes de comenzar su educación inicial. La familia nunca debe renunciar a su responsabilidad de educar.

El primer consejo es tomar conciencia de la importancia de brindarles una atención de calidad a los hijos, sea cual sea su edad, y que sepan “escuchar con los ojos”, como le dijo un niño de tercer grado a su papá cuando este no soltaba el celular, mientras el pequeño le contaba algo del colegio… “Escuchar con los ojos” es súper importante.

Nuestro segundo consejo es conversar con esos chamos que están disfrutando de sus vacaciones escolares y preguntarles, no como un “interrogatorio”, sino como una conversación amigable, agradeciendo a Dios que hayan podido estudiar (porque en Venezuela hay muchos niños y adolescentes que no tienen esa oportunidad), para luego indagar qué les gustó más de este año escolar que acaba de terminar y qué no les gustó. ¿Cuántos compañeros les quedaron como amigos? Anoten sus respuestas; sería bueno compartirlas el próximo año con los docentes que los atendieron. Sería bueno saber qué les gustaría aprender durante el período 2025-2026; no importa si dicen “alguna loquera”, pero que vean que la escuela puede y debe ser interesante. Incluso pueden ir un poco más allá: sueñen un poco con ellos y pregúntenles qué les gustaría estudiar cuando terminen sus estudios de bachillerato. Establecer metas ayuda a caminar.

Un tercer consejo está relacionado con no dejar de lado todos los hábitos que suponen la cooperación hogareña. Si bien ya no tendrán que “madrugar” para ir a estudiar, es bueno que cooperen en tareas tales como regar las plantas, barrer el patio (si tienen la suerte de tenerlo), ayudar poniendo la mesa y/o lavando los platos…   Sería excelente que aprendieran a preparar algunos platos, comenzando por leer las recetas (ni siquiera se darán cuenta de que están practicando la lectura de manera creativa). Actualmente, a muchos niños y jóvenes les gusta la cocina.

Otro consejo muy importante es tener ratos de ocio. Bailar un rato; divertirse con juegos de mesa (hay unos muy creativos que no son tan caros) y, en última instancia, reunirse un rato al atardecer, contar chistes, recordar anécdotas graciosas de cuando ustedes eran pequeños o cuando sus hijos lo eran. Reír juntos distiende, ayuda a la salud mental.

Que lean cuentos entre ellos mismos, por ejemplo, los grandes a los pequeños.   Además de reforzar la comprensión lectora, les ayuda a mantenerse alejados de las pantallas, de los celulares, de las tabletas. Recuerden que el uso excesivo de esos aparatos está dañando el cerebro, sobre todo de los más pequeños, generando igualmente adicción en los adolescentes. Su uso incontrolado los aísla de la familia y de sus amigos, algo tan importante en esa etapa de la vida. Pero no se trata de andar “peleando” con ellos para que suelten el celular, se trata de buscar alternativas. Reunión con vecinitos, practicar algún deporte, música… El Museo de los Niños, para los que viven en la gran Caracas, no cierra durante el periodo vacacional estudiantil y es una visita maravillosa; tienen unos audiocuentos, que son extraordinarios; los pueden buscar en su página web. De igual manera, aún existen librerías con cuentos para niños a precios asequibles, también pasatiempos como sopa de letras y similares.

No olviden visitar a los abuelos, familiares. Darles una mano a esos niños “dejados atrás”, que no son “abandonados”, sino que sus padres se han ido a las minas del sur de Venezuela o a otros países, precisamente buscando un mejor futuro para la familia.

Hay parroquias católicas y organizaciones de la iglesia que ofrecen actividades para vacaciones. Pregunten en esas que están ubicadas en su comunidad.

Al final de cada jornada diaria, antes de dar la bendición para que duerman bien, agradecer a Dios por el día que han tenido, para pedirle por alguien enfermo, alguien que está de viaje… Educar para ser solidarios es importante y necesario.

Pongan a funcionar la creatividad, pero no dejen de educar en vacaciones. Pidan ayuda, socialicen las actividades que les dan resultados gratificantes… Esperamos que sean útiles estos consejos y no resulten “otro trabajo más”.

Luisa Pernalete