Confieso que estoy afectada por la violencia en este país contra las mujeres y las adolescentes. La muerte es lo único que tenemos seguro; todos vamos a morir, pero ser asesinado no es una muerte natural y, si bien todas las muertes afectan a sus allegados, las muertes por asesinatos afectan mucho más.  

Paradójicamente, las dos muertes trágicas que me tienen afectada son la de una madre de una alumna de un colegio de Fe y Alegría en Barquisimeto y otra es de un adolescente de 16 años de otra escuela nuestra en Ciudad Guayana. Dos casos ocurridos en noviembre, cuando precisamente se celebran dos fechas muy importantes en cuanto a derechos de los NNA y de las mujeres.  El 20 de noviembre recordamos el aniversario de la promulgación de la Convención Internacional de Derechos del Niño y el 25 recordaremos el Día Internacional contra la Violencia de Género.  

Empecemos por la madre víctima del feminicidio. Sucedió a principios de este mes, siendo asesinada por una expareja que se resistía a aceptar que la vieja relación había terminado; la asesinó y luego se suicidó. La señora tenía 25 años. Toda la escuela estaba consternada, incluyendo a la comunidad. Deja una pequeña huérfana.  

En Venezuela hay varias organizaciones que hacen seguimiento a los feminicidios. CEPAZ, por ejemplo, reporta que entre enero y abril del 2024 hubo 58 casos consumados y 27 en grado de frustración; ¡ello significó 1 caso contra mujeres cada 33 horas! Eso se dice rápido, pero cada caso es un drama. Por su parte, UTOPIX aporta ha informado de 61 casos de feminicidios entre enero y mayo del 2025. Claro que la violencia de género tiene muchas formas: violencia psicológica, verbal, sexual y el extremo que es el feminicidio. Y es suficiente uno para que nos consternemos.  En violencia de género hay mucho subregistro, mucho miedo de las mujeres a denunciar, además de bastante impunidad.  

En cuanto al caso del adolescente asesinado, alumno de una escuela nuestra en Ciudad Guayana, tenía apenas 16 años y, repetimos, era muy buen estudiante, deportista, colaborador con sus vecinos y compañeros. Desapareció cuando salió a ayudar a una joven familiar a realizar unas tareas. Se reportó en la escuela esa desaparición; mucha gente del colegio cooperó con la búsqueda en la comunidad, al igual que autoridades. El domingo pasado se consiguió su cadáver en un terreno baldío del barrio, con señales de tiros en la espalda. Ya hay un sospechoso detenido y se están haciendo las averiguaciones. ¡Qué podemos decir! Es de la familia de Fe y Alegría. Desde hace más de 15 años no se reportaban casos de muertes trágicas de alumnos.  Claro que hemos tenido muertes por enfermedades; esas igualmente duelen, pero repetimos, los asesinatos dejan heridas más profundas.  

El Observatorio Venezolano de Violencia suele recordar que hay mucho subregistro en la violencia contra la niñez y juventud en Venezuela; de hecho, el subtítulo que le colocaron a su informe publicado en el 2023, coordinado por Gloria Perdomo y Gustavo Páez, fue “Víctimas ignoradas e invisibles”, donde precisamente indican que hay mucho subregistro. En medio de eso, los asesinatos son más difíciles de ocultar.  

Hay mucho que hacer para frenar la violencia de todo tipo y promover la convivencia pacífica. Esto debe hacerse de manera inmediata, al igual que acompañar a los familiares de esas víctimas mortales.  

Otras acciones que ayudan para frenar la violencia de género, por ejemplo, además de dar a conocer la Ley Orgánica sobre el Derecho de las mujeres a una vida libre de violencia (promulgada en nuestro país en el 2014), es promover el respeto mutuo entre niños y niñas, entre los adolescentes, combatir tanto el machismo como el hembrismo en las escuelas, universidades y también se pueden promover charlas en las parroquias católicas.  

Hay que promover la convivencia pacífica, la prevención de riesgos de violencia contra NNA; eso es parte de lo que hace Fe y Alegría con la educación en valores en sus centros educativos, así como la formación de familias promotoras de paz.  

Hay organizaciones que promueven la paz, como el CEPAZ, el Centro Gandhi (www.centrogandhi.org), la Cátedra de Paz de la ULA, que promueven la cultura de paz entre jóvenes, y también madres y abuelas. La REDHNNA, esa red por la defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes, fomenta el buen trato y la prevención de la violencia. Organizaciones como HUELLAS, que forman líderes juveniles, ayudan a la construcción de los proyectos de vida de sus participantes. Son ejemplos y experiencias para que sepamos que no estamos en cero, pero lo que sí debemos tener claro es que, aunque ha disminuido un poco el número de muertes violentas, Venezuela sigue siendo un país muy violento y todos podemos hacer algo por la paz.  

Necesitamos la no violencia en Venezuela y con urgencia. La no violencia no es un llamado a la cobardía; al revés, es una alianza entre gente con valentía. Profesores, madres, padres, todos a extender la mano para que en este país nos tratemos como hermanos.

Luisa Pernalete