Palabras de Antonio Pérez Esclarín en la inauguración del Centro de Formación e Investigación “Padre Joaquin de Fe y Alegría ” (23 de septiembre de 1991)

APEEn esta tarde quiero recordar a dos compañeros y hermanos que ya partieron de entre nosotros y viven en la plenitud temporal de la vida inapagable. Me estoy refiriendo a los Padres Joaquín López López, cuyo nombre hemos querido lleve este Centro de Formación, y a José María Vélaz, El Fundador de Fe y Alegría.

Los dos murieron del corazón. Al primero, se lo destrozaron a balazos. Al segundo, le estalló de un infarto, porque ya no le cabían en él tantos sueños, tantas inquietudes, tantas urgencias, tantos amores a los jóvenes y niños. (más…)

Políticas excluyentes

APEResulta asombroso y hasta cínico que un gobierno, que ha voceado con tanta insistencia la inclusión, esté resultando tan cruelmente excluyente. Nos excluyeron a las mayorías de salud y medicinas (yo tuve que conseguir en Colombia las pastillas para mi tensión), y sería bueno preguntarse quiénes son los responsables de los que están muriendo por la falta de medicamentos y adecuada atención médica. Como decía el viejo catecismo hay pecados de acción y también de omisión, es decir, uno es responsable de los males que causa directamente, pero también lo es de aquellos que, pudiendo evitar, no lo hace. ¿Por qué esa terquedad en impedir la ayuda humanitaria de medicinas que podrían salvar vidas de venezolanos? ¿Acaso no les importan esos muertos? ¿También carecen de medicinas los gobernantes o algunos de sus familiares? ¿No se trataba de construir con el socialismo del siglo XXI una sociedad igualitaria? (más…)

Desarmar las palabras y los corazones

APEHay personas que, si se mordieran la lengua, se envenenarían. Otros muchos confunden el twitter con una cloaca donde vierten toda su inmundicia. Pareciera que no saben hablar o comunicarse sin insultar y ofender. Les confieso que me embarga una enorme tristeza cuando entro en algunas redes sociales, cuando escucho algunas declaraciones y discursos, o cuando veo que multitudes corean y aplauden a los que profieren insultos. Lo verdaderamente lamentable es que personas que ejercen altos cargos públicos, y deberían ser ejemplo de respeto y educación, nos tienen acostumbrados a un lenguaje procaz, que deseduca. Sustituir argumentos por ofensas, gritos, amenazas o golpes no solo demuestra una gran pobreza intelectual, sino una pequeñez de espíritu y una verdadera falta de dignidad y de humanismo. La agresión es signo de debilidad moral e intelectual y la violencia es la más triste e inhumana ausencia de pensamiento. Valiente no es el que amenaza, ofende o golpea, sino el que es capaz de dominar su agresividad y no se deja arrastrar o dominar por la conducta de los que ofenden. La violencia deshumaniza al que la ejerce y desata una lógica de violencia siempre mayor. Quien insulta, hiere y ofende se degrada como persona y no podrá contribuir a construir una sociedad más justa o más humana. (más…)

El valor de la palabra

APEPrimero oí la cifra a José Vicente Rangel. La dijo con convicción, como si estuviera seguro de lo que decía, aunque con claras intenciones de ofender: solo 30.000 personas asistieron a la toma de Caracas. Y añadió con sorna: “Decían que iban a meter un millón, y les faltaron 970.000”. Yo lo escuchaba y no entendía cómo un hombre, a su edad, podía manchar su vida y terminar de suicidarse políticamente con tan descomunal mentira. ¿A quién hablaba? ¿Al grupito cada vez más escuálido, que solo ven los canales oficiales? Luego, oí el mismo dato y con el mismo o mayor cinismo, a la canciller y también al Presidente Maduro. Si nos lanzan al rostro una mentira tan descomunal, ¿cómo creerle la información que dio, a renglón seguido, de un campamento de paramilitares colombianos cerca de Miraflores, con armas e intenciones de asesinatos selectivos? ¡Cómo es posible que la política se haya separado tanto de la ética más elemental y se mienta públicamente de una forma tan grosera! ¿Cómo van a pedirnos que les creamos si nos tiran a la cara mentiras de ese calibre? (más…)