Pentecostés: la llegada del espíritu

APELamentablemente, todavía son muy numerosas las personas que están atrapadas en una concepción dualista que opone cuerpo y alma, espíritu y materia, espiritualidad y vida cotidiana. Por lo general, las personas espirituales son percibidas como aquellas que se dedican a las actividades religiosas, que se la pasan en la iglesia y en el culto, que se preocupan fundamentalmente por la salvación de su alma. De ahí que cuando se dice que una persona es muy espiritual, la mayoría piensa en una persona muy religiosa, poco ocupada de los problemas de este mundo. En esta concepción, lamentablemente muy extendida, la espiritualidad tiene muy poco o nada que ver con las actividades cotidianas, como el trabajar, el enseñar, el gobernar, la vida familiar, la sexualidad, la educación de los hijos, la política, la diversión, el ocio. (más…)

Dialogo y verdad

APECada día es más fuerte en Venezuela el clamor por un diálogo sincero entre gobierno y oposición para enfrentar juntos, los gravísimos problemas que están sembrando miseria, violencia y muerte. Es la hora de los Políticos,( con mayúscula), capaces de pensar en Venezuela y en la mayoría de los venezolanos a quienes cada día la vida se nos hace más cuesta arriba. No son tiempos ni para revanchismos, intolerancias, pero tampoco para ocultar o maquillar la terrible enfermedad que estamos padeciendo. ¿Cómo es posible que el Gobierno, ciego a la realidad y sordo a los clamores, siga empeñado en mantener unas políticas económicas que sólo han traído miseria y desesperanza? ¿Acaso no les duele que millones de jóvenes profesionales , por no ver futuro, se han marchado o sólo piensan en marcharse a otro país donde puedan vivir con dignidad y ejercer adecuadamente su profesión? (más…)

Aprender a comunicarnos

APEComunicarse es abrir el alma. Con frecuencia hablamos y hablamos, pero no nos comunicamos. Hablamos y las palabras son trampas con las que nos ocultamos. Palabras devaluadas, como moneda gastada, sin valor. Palabras, montones de palabras muertas, sin alma, sin verdad. Dichas sin el menor respeto a uno mismo y al otro, para atrapar, para seducir, para engañar, para dominar. Por eso, palabras tan graves y serias como “lo juro”, “lo prometo”, “te amo”, “cuenta conmigo”…, encierran con frecuencia la mentira, la traición, el abandono, la soledad. (más…)