Pentecostés: la llegada del espíritu
Lamentablemente, todavía son muy numerosas las personas que están atrapadas en una concepción dualista que opone cuerpo y alma, espíritu y materia, espiritualidad y vida cotidiana. Por lo general, las personas espirituales son percibidas como aquellas que se dedican a las actividades religiosas, que se la pasan en la iglesia y en el culto, que se preocupan fundamentalmente por la salvación de su alma. De ahí que cuando se dice que una persona es muy espiritual, la mayoría piensa en una persona muy religiosa, poco ocupada de los problemas de este mundo. En esta concepción, lamentablemente muy extendida, la espiritualidad tiene muy poco o nada que ver con las actividades cotidianas, como el trabajar, el enseñar, el gobernar, la vida familiar, la sexualidad, la educación de los hijos, la política, la diversión, el ocio. (más…)