Libertad y liberación

APEHace ya unos años Erich Fromm escribió un libro que tituló El miedo a la libertad, por pensar que la mayor parte de las personas no se atreven a ser libres y le tienen miedo a la libertad. Por ello, la confunden con su opuesto, con la dependencia, con las cadenas. Dicen que son libres porque hacen lo que quieren, “lo que les apetece o les da la gana”, porque se han liberado de normas, leyes y principios éticos, y así terminan esclavizándose al capricho, al egoísmo, a los vicios. (más…)

La diversidad como riqueza

El 10 de diciembre de 1948, cuando el mundo se asomaba estremecido al horror de los campos de exterminio nazi y de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial que ocasionó unos 50 millones de muertos, dejó ciudades enteras convertidas en escombros y nos asomó al poder destructor de las armas nucleares; un centenar de países reunidos en París, firmaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres y son iguales en dignidad y derechos”.

Aprender a escuchar y dialogar

APEHoy, hablamos y hablamos pero escuchamos y nos escuchamos poco. Sin embargo, tenemos dos orejas y una sola boca, lo que parece indicar que deberíamos escuchar el doble de lo que hablamos. Es mucho más difícil aprender a callar, que aprender a hablar. De hecho, y como decía Ernest Hemingway, “se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”. (más…)

Escasez, desabastecimiento e inflación

APEEn septiembre del año pasado, a mi regreso de un viaje fuera del país, escribí un artículo “Precios justos que dan sustos”, asombrado de cómo se habían disparado sin control los precios en los dos meses de mi ausencia. Allí escribía escandalizado que la carne había subido de 180 Bs. a 240 Bs. y las papas habían alcanzado el astronómico precio de 75 bs. el kilo, precios que hoy, once meses después, resultan irrisorios, pues la carne está por encima de los mil bolívares y las papas rondan los 300. ¿Sabe el Presidente, los ministros y los voceros gubernamentales que con el salario mínimo de un día no se puede comprar ni un kilo de papas y que sólo alcanza para un cuarto de kilo de carne? Lo más preocupante es que los precios de todo (menos de la vida humana que cada día vale menos) se disparan sin control y nadie hace nada. ¿Acaso las terribles colas frente a los supermercados no son una verdadera vergüenza nacional y expresan con claridad la violación de derechos humanos esenciales? (más…)