Ha terminado un año muy difícil y las perspectivas para el 2015 no son nada halagüeñas. De todos nosotros depende que sea un año para enrumbar definitivamente a Venezuela por los caminos del progreso, la reconciliación y la paz, o para seguir hundiéndonos en el abismo de la improductividad, la inseguridad, el odio y la violencia. Si en verdad amamos a Venezuela y la queremos próspera, justa y reconciliada, deberíamos asumir el nuevo año como una extraordinaria oportunidad para abandonar los viejos caminos de la intolerancia, la ambición, el individualismo y la retórica para construir entre todos la Nueva República, que supere los gravísimos errores tanto de la Cuarta como de la Quinta. Por ello, me atrevo a proponerles a todas las personas de buena voluntad, chavistas, maduristas, opositores y a aquellos que no se sienten representados por ninguno de estos grupos, este sencillo compromiso por esta Tierra de Gracia, que Colón confundió con el Paraíso Terrenal y, como digo en uno de mis libros, Dios la llamó a la existencia en una tarde que estaba especialmente creativo y feliz:
“Nos comprometemos a tratar a los demás como deseamos que nos traten a nosotros, a respetarlos, a ser pacientes y compasivos, a perdonar, a practicar una cultura de la solidaridad y la cooperación, a enterrar nuestras intolerancias, sin permitir que el odio y la venganza nos dominen y esclavicen.
Nos comprometemos a trabajar por la justicia y la paz con respeto y tolerancia Rechazamos la violencia venga de donde venga y nos comprometemos a mostrar una conducta pacífica con todos. En consecuencia, renunciamos a la violencia física y a la violencia verbal, a los insultos y las ofensas, como medio para resolver nuestras diferencias. Nos comprometemos a denunciar y combatir las conductas violentas, las mentiras, los cinismos e ironías que ofenden, sin utilizar los mismos métodos de los violentos.
Porque consideramos a Venezuela una gran familia, donde todos somos conciudadanos y hermanos, nos comprometemos a ser amables con todos, especialmente con los más débiles y necesitados, los niños, los ancianos, los pobres, los que sufren, los discapacitados, los encarcelados, los perseguidos, los que piensan distinto. Nos oponemos a toda forma de dominación, discriminación y abuso. Queremos una Venezuela donde la Constitución no sea letra muerta y regule el actuar y el decir de todos, con poderes autónomos que se regulen unos a otros, e instituciones eficientes que resuelvan problemas y nos traten a todos por igual.
Nos comprometemos a trabajar por Venezuela con responsabilidad y entrega para alcanzar un orden social y económico eficiente y justo, en el que todos tengamos iguales condiciones y oportunidades de realizar nuestras potencialidades. En consecuencia, nos comprometemos a actuar con honestidad y responsabilidad, a superar los prejuicios y el odio, a alejarnos de la ambición y la codicia.
Por: Antonio Pérez Esclarín ([email protected])
@pesclarin www.antonioperezesclarin.com