Sumario. Desaprender la guerra. La violencia, expresada en conflictos bélicos abiertos, además de hacerlo de múltiples maneras en escuelas, familias y la calle, se ha ido naturalizando. Pero la violencia no es natural, es aprendida y lo que se aprende se puede desaprender. Hay que trabajar por la paz en todos los espacios. Tomo prestado el título de una canción de Luis Guitarra, “Desaprender la guerra”, para insistir en la importancia de promover la convivencia pacífica, el respeto mutuo.  

Desaprender la guerra,/ realimentar la risa,/ deshilachar los miedos,/ curarse las heridas”. Estos versos pertenecen a Luis Guitarra de esa hermosa canción “Desaprender la guerra” (2006). Toda la canción es un bello y útil mensaje para este mundo de hoy, herido por tantos conflictos bélicos abiertos (Ucrania, Siria, la franja de Gaza solo por mencionar algunos). Pero también tenemos esas pequeñas y múltiples guerras o conflictos en hogares, escuelas, calles, lugares de trabajo, redes sociales.

He aprendido más por la práctica que por leer libros. Diversos estudios confirman que el comportamiento violento no es natural, es algo que se aprende y lo que se aprende se puede desaprender. Esto no es algo instantáneo; se requiere voluntad, herramientas, plan, paciencia y perseverancia, pero es posible lograrlo.

Conviene saber también que toda violencia deja secuelas, heridas, unas pequeñas, otras más grandes y, si no se hacen conscientes, si no se trabajan, las heridas se agrandan hasta generar consecuencias muy graves.                     

En el programa de Madres Promotoras de Paz (MPP) que impulsa Fe y Alegría, se reflexiona para comprender la violencia, sus múltiples aristas, tipos, causas y, luego, brindan herramientas para que puedan ser mejores madres, comprender mejor a sus hijos, aprender a resolver los problemas de manera pacífica, administrar las emociones (¡no es reprimirlas, sino saberlas manejar), aprender a relajarse y calmarse ante situaciones difíciles, conocer las leyes que las apoyan para proteger a sus familias, conocer los riesgos en la escuela, en la comunidad, las posibles alianzas para enfrentar riesgos, prevenir y reducir diversos tipos de violencia… (Pernalete, Luisa (2010). Conversaciones sobre la violencia y la paz.

Es importante formar grupos de apoyo, ya que de manera aislada no se sale de ninguna violencia. Ya nos han dicho los informes de Psicodata (Escuela de Psicología de la UCA) que los venezolanos nos hemos vuelto desconfiados. Nos hemos olvidado de que caminar juntos, impulsar acciones junto a otros ayuda a construir el tejido social.

“Realimentar la risa”, nos dice la canción ya citada. Es decir, sonreír y reír es algo contagioso. Pruebe usted: sonría frente al espejo cada mañana unos 3 o 4 segundos; eso le va a distender y se presentará ante su familia sonriendo.  Si los padres sonríen a sus hijos, ellos también sonreirán. El buen humor tiene muchas cualidades buenas para la sana convivencia; el buen humor que no supone burlas, que es otra  forma de violencia muy dañina.  

“Deshilachar los miedos”. Mi padre, un hombre muy sabio, decía que el miedo, como es gratis, la gente lo agarra más de la cuenta. Eso es verdad; no obstante, yo he aprendido que, si se comparte, toca menos por cabeza. Por lo cual es importante enseñar a los hijos a hablar sobre sus miedos, sin minimizarlos.  En la escuela hay que tener estrategias diversas para que los alumnos expresen sus miedos; crear grupos de apoyo para contar nuestros miedos, todo eso ayuda a deshilacharlos. Es probable que alguna vez se necesite ayuda profesional.

“Curarse las heridas”, también dice la canción. La violencia, ya lo indicamos, deja heridas. Hay que curarlas para vivir en paz.

En nuestra experiencia, desaprender el comportamiento violento sí es posible. Lo hemos visto en MPP, en docentes, en niños y adolescentes.

De usted queda engancharse con “guerras” o desaprender la guerra, vivir en paz, en medio de muchas dificultades.

Por: Luisa Pernalete

Redes Sociales: @luisaconpaz