Hay que dar gracias a Dios por esa herencia del Papa Francisco: su preocupación y ocupación por el cuidado de la Casa Común, su empeño en hacer que los laicos participemos activamente no sólo en la iglesia, sino como ciudadanos, la importancia que le dio a la mujer, el no esconder los problemas, sino enfrentarlos, su sencillez, su preocupación por la paz mundial, la ocupación por los “descartados” de la Tierra y muchas cosas más. Nosotros queremos subrayar en estas líneas su alianza con la educación al impulsar un Pacto Educativo Global. Estaba consciente de la importancia de la educación para humanizar la sociedad en general.

El Papa Francisco, en septiembre del 2019, puso en consideración el Pacto Educativo Global y pidió a la iglesia católica universal impulsarlo. El mismo contempla 7 principios.

1. La persona como centro. Esto es fundamental y básico. Nada de estar yéndose por lo accesorio. La persona, los niños, las niñas, los adolescentes, los jóvenes… Cada uno de los estudiantes y la persona de ellos deben ser el centro de la educación. Entonces hay que estar atentos a sus características personales y a sus contextos, tanto el familiar como el comunitario. “La persona como centro” es el punto de partida para una educación que resulte realmente útil para el estudiante y para la sociedad.  

2. Escuchar a los jóvenes, a las nuevas generaciones. Algo que el Papa sabía hacer muy bien era esto: escuchar a los jóvenes. Los tiempos han cambiado; la educación no puede seguir siendo la misma que existía hace décadas. Es necesario entenderles, “entrar” con la de ellos. En Venezuela esto es súper importante, pues hay adolescentes y jóvenes abandonando las aulas de clases por no percibirle sentido a la educación. Los docentes tenemos que escuchar primero antes de proponer el trabajo del aula, y no olvidar esto para el currículo.

3. Promoción de la mujer. Se sabe que históricamente la mujer ha sido vista y tratada como inferior al hombre. ¡La cultura machista no existe solo en Venezuela! El papa dio importancia a la mujer con unos cuantos nombramientos relevantes. O sea, coherencia, pues, pero esa promoción hay que comenzarla con la educación. Respeto mutuo, respeto en el aula. Esta promoción de la mujer en la educación es una materia pendiente en nuestra educación.  

4. Responsabilidad de la familia. La familia y la escuela deben tener un mismo discurso; si hay contradicción entre ellos (la familia deja todo en manos de la escuela o la escuela no toma en cuenta a la familia para su proyecto educativo, y esto último lo decimos por experiencia), perdemos la mitad del trabajo. Esa es la primera alianza que debe ser impulsada para poder salvar la educación en nuestro país. Y el papa Francisco lo pensaba así para todo el planeta.

5. Abrirse a la acogida. Esto lo vemos como la importancia de tener vinculación con la comunidad, con otros actores de la sociedad con los cuales hay que crear alianzas por la educación: academias, comunicadores sociales, empresarios, autoridades, organizaciones de la sociedad civil. Y este principio nos recuerda algo que decía el padre José María Vélaz SJ, fundador de Fe y Alegría; quien decía que aquellos que llegaban a las escuelas debían recibir a los recién llegados “como hermanos”. Aliarse y promover la acogida, la inclusión. Creemos que este principio también nos invita a los educadores a trabajar en equipo.

6. Renovar la economía y la política. La educación no es para encerrarse en el aula, ya que debe formar ciudadanos para renovar la economía y la política. Repetimos, es para humanizar la sociedad, no para pasar exámenes: debe y tiene que ser pertinente. Los docentes tenemos una gran responsabilidad; tenemos que actualizarnos, tener ojos bien abiertos, oídos bien limpios. Conviene leer la encíclica Fratelli Tutti del papa, creyentes y no creyentes. En ella vemos qué entendía él por la “buena política”.

7. Cuidar la casa común. Educación ambiental como eje transversal, lo diríamos nosotros. Esa preocupación y ocupación por el cuidado de la naturaleza fue otro eje transversal durante su papado. Su hermosa encíclica Laudato si, que este año cumple una década de haber sido publicada, es una gran guía tanto para creyentes como no creyentes.   Hermanarnos con la creación, como lo hizo San Francisco de Asís. El cuidado de la Casa Común hay que trabajarlo en todas las aulas desde el primer día de clases.

¿No les parece que este Pacto Educativo deberíamos suscribirlo todos los educadores, las familias y la sociedad en Venezuela? En Carora, Monseñor Carlos Curiel, obispo de esa diócesis, lo ha estado impulsando en ese municipio y ha tenido muy buena acogida.

Nosotros creemos que estos 7 principios son un buen plan para renovar, salvar nuestra educación. ¿Qué opina usted? ¿No cree necesario dar gracias a Dios por esta herencia de Francisco?

Luisa Pernalete