“Estoy pensando en vosotros/en los que vendrán”. Así comienza el poema conocido como el Testamento del padre José María Vélaz SJ, fundador de Fe y Alegría, quien nació el 4 de diciembre hace 115 años. Muy buena ocasión para recordarlo y recordar la herencia que nos dejó, la cual debemos seguir multiplicando.
“Estoy levantando escuelas y talleres/ para una nueva juventud”, de esa manera sigue el poema de José María, como se le llamaba en confianza. Él siempre pensó no en una escuela, sino en una red de escuelas. Decía que era necesario tener muchos los centros educativos para que nos oyeran y nos hicieran caso.
Sembró esa idea de “levantar escuelas y talleres” en Venezuela, donde en 1955 fundó la primera, gracias a su valentía, su capacidad de atreverse, de escuchar, de aliarse, como lo hizo en esa oportunidad con Patricia y Abraham Reyes, esa pareja de un barrio de Caracas, que donaron su casita para que Vélaz pusiera su escuela. Además, también fue gracias a la confianza que ponía en los demás, gracias a esa generosidad del pueblo venezolano, representado en Patricia y Abraham y en esas voluntarias de la entonces recién fundada UCAB. Luego que fundó las primeras escuelas, logró entusiasmar a los hermanos jesuitas de otros países y de ahí empezó a nacer Fe y Alegría en América Latina hasta convertirse en una Federación internacional, que ha llegado a Europa y África. ¡23 países con ese corazón inclusivo y hay 6 más deseando entrar en ese Movimiento, que se autodenomina como de educación popular integral y de promoción social! Con un ideario como marco para todos los países, pero con flexibilidad para su puesta en la práctica.
En Venezuela, Fe y Alegría está desde Cojoro (en la Alta Goajira, casi frontera con Colombia) hasta Manakru (comunidad indígena del pueblo pemón, a pocos kilómetros de la frontera con Brasil, al lado de Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar). Son 176 escuelas, 5 colegios universitarios, 52 centros de capacitación laboral, incluyendo los centros de orientación para que jóvenes y adultos terminen su bachillerato, además de 25 emisoras de radio y un Centro de Formación e Investigación para actualizar docentes y mejorar las propuestas del Movimiento. Se atienden más de 100 mil estudiantes en los diferentes programas.
Pero no solo hablemos de cantidad, sino de lo que promueven sus centros. ¿Qué dice el Testamento sobre los maestros en quienes pensaba? “(estoy) alistando maestros que os miren/ como hijos/ pues seréis sus herederos”. Maestros que tratarán a los alumnos como sus hijos; ello supone buen trato, comprensión… Habla del cuidado de los más vulnerables: “Para vosotros, los que vendréis/ (…) para la niña triste/ que no conoció el cariño/ para el huérfano/ cuya universidad ha sido el desamparo/ para los que no tienen voz/ que les defienda/ para los que nunca han visto/ una casa donde habita el amor// ¡Qué belleza de testamento! Hoy debemos pensar en los miles de “niños dejados atrás” debido a la diáspora venezolana y también en esos que, aunque sus padres están en el país, estos pasan el día fuera de la casa con uno, dos, hasta tres trabajos para mantener a sus familias. Total: ¡son hijos en soledad!
Y siguiendo con el clima que nuestro fundador esperaba de las escuelas del Movimiento, habla de la importancia de que el recién llegado fuera bien recibido. Ambientes amigables y seguros, en eso se insiste en Fe y Alegría, tanto en los alumnos como en sus padres y representantes, sin quitar importancia a todo el personal, desde el portero, el personal de ambiente, el administrativo, con el trabajo en equipo de parte de los docentes, también la conformación de equipos directivos. Que la amabilidad reine en todo y en todos. Igualmente, considerar y priorizar la relación con el entorno; los vecinos deben recibir buen trato, aliarse con ellos para la promoción de la ciudadanía con proyectos del eje escuela-comunidad abordando problemas comunes, como hizo el colegio Paraguaipoa hace dos años, que recuperó junto a vecinos una plaza para el disfrute de toda la ciudad, o la recuperación de canchas deportivas para todos los niños y adolescentes de la comunidad… Las escuelas de Fe y Alegría no pueden ser simples locales con pupitres y educación de cualquier calidad.
“¿Hasta dónde podrán volar/ el ingenio, la ilusión y los anhelos?”, se pregunta Velaz. Como bien lo dijo el padre Jesús Orbegozo SJ, en el foro celebrado por este final de 70 años de historia de Fe y Alegría, no podemos contentarnos con lo que hemos hecho; hay que mirar más allá, fijarnos en los nuevos desafíos de la educación venezolana, que son muchos.
Nosotros decimos que una herencia puede ser malgastada por los herederos, se puede pretender vivir de la herencia o también se puede multiplicar. Nosotros, herederos de José María, hemos multiplicado su herencia, pero debemos seguir multiplicando con innovación, atreviéndonos, como lo pedía él, ampliando la alianza para salvar esta educación venezolana en crisis desde hace años, ayudando a recuperar a esos que están por fuera de las aulas, seguir insistiendo en la necesidad de hacer justicia a los educadores y que ganen un salario conforme al artículo 91 de la CRBV; insistir en la formación de docentes, cooperar en la actualización de los que perseveran a pesar de las dificultades, en la formación de las nuevas generaciones antes de que nos quedemos sin maestros (recordemos que sin maestros no hay escuela).
“No quedar satisfechos mientras haya dolor”, dice el himno de Fe y Alegría. Imaginar qué más haría José María si viviera.