
El 2 de octubre se celebra el Día Internacional de la No Violencia, en recuerdo del nacimiento de Mahatma Gandhi, líder e impulsor de este movimiento.
Se suele creer que la no violencia es cosa de cobardes o de personas pasivas, pero ella es para los valientes y requiere coherencia. Tenemos mucho que aprender de Gandhi y de los líderes no violentos, pues nos pueden iluminar en esta Venezuela tan agitada de hoy.
Repito: hay gente que cree que la no violencia es asunto de miedosos o de gente que no hace nada, de gente pasiva, que no se mueve. Nada más lejos de la historia y la vida de líderes que la han aplicado. La no violencia es una invitación para valientes y sino díganme si Gandhi, Martín Luther King, Monseñor Romero, Nelson Mandela o Malala, por mencionar algunos del siglo XX y siglo XXI, se pueden considerar “cobardes” o “pasivos”.
Mahatma Gandhi (1869-1948), conocido mundialmente por haber logrado independizar a la India del imperio inglés, gracias al apoyo de millones de ciudadanos de su país ¡sin haber disparado ni una sola vez! Fue abogado, defensor de los indios muy oprimidos que vivían en Suráfrica, donde trabajó luego de terminar sus estudios en Inglaterra, además de un gran impulsor de los métodos no violentos para protestar y luchar contra las injusticias que le tocó vivir. Precisamente por eso celebramos cada 2 de octubre el Día Internacional de la No Violencia.
Voy a destacar algunos aspectos de su vida y de su filosofía que me parece pueden iluminarnos a los venezolanos. Les invito a leer su autobiografía, donde él mismo señala que ese texto es la historia de sus experimentos con la verdad. El libro está lleno de sabiduría y de humildad. No escondió sus limitaciones ni las dificultades que iba encontrando. La edición que me acompaña desde hace décadas es viejísima, de Monte Ávila Editores (1993), pero hay nuevas ¡por supuesto! y en internet encuentra usted cualquier cantidad de textos y selección de sus planteamientos. Les comparto las que suelo citar.
“Mi vida es mi mensaje” es uno de sus pensamientos más conocidos. Y eso tiene que ver con su insistencia en la coherencia. El pensamiento, el sentimiento y la acción tenían que coincidir.
“Cuida tus pensamientos, pues se convertirán en tus palabras Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino.” ¡Y en su tiempo no se conocía nada de neurolingüística! Él vivía la coherencia: hablaba de la sencillez y su vida era sencilla; creía en el diálogo entre las religiones y se relacionaba con gente de distintas creencias; creía en la igualdad y rechazaba los privilegios (en la comunidad que creó nadie tenía privilegios, ni sus hijos). “Si quieres cambiar el mundo, comienza por cambiar tú.” Me encanta este otro pensamiento: “Creer algo y no vivirlo es deshonesto”. Muy bueno para los candidatos de las venideras elecciones ¿no creen?
Pongo en párrafo aparte lo relacionado con la coherencia y la no violencia. Tal vez, una de sus frases más citadas es “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. O sea, se requiere coherencia entre ese fin: la paz y los procedimientos para conseguirla. Nada de “el fin justifica los medios”. Otro pensamiento conocido que viene a cuento: “Ojo por ojo y todos terminaremos ciegos”; en otras palabras, la violencia y la venganza siempre traen más violencia y nunca se acaba el conflicto. Muy importante para la resolución pacífica de problemas.
Cuando defendía a sus compatriotas en Suráfrica los jueces, fallaran o no favor de su cliente, dado el trato respetuoso de Gandhi hacia ellos, terminaban casi siendo sus amigos. No insultaba, no descalificaba a nadie para defender a sus clientes. Cuando en la India proponía como forma de lucha la desobediencia civil, el ayuno, los plantones o no entrar a las fábricas, insistía en que si alguien no quería sumarse a esas formas de luchas no se le podía obligar. ¿Qué tal? Yo releo algunos de esos relatos y me digo cuán importante sería que los políticos venezolanos, los dirigentes, aprendieran de Gandhi esas formas de lucha.
Sobre el poder, solía señalar que había dos tipos: uno obtenido por el miedo al castigo, mientras el otro era por actos de amor. “El poder basado en el amor es más efectivo y permanente que el basado en el miedo y el castigo”. Similar a esto es la afirmación de que una victoria obtenida por métodos violentos será efímera, pues necesitará más violencia para mantenerla. Necesario recordárselos a esos que promueven salidas rápidas y violentas para el país.
No quiero terminar estas líneas sin dos ideas sobre la educación y los niños: “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo.” ¡Así es! Y este otro, “Si quieres la verdadera paz en el mundo, comienza con los niños”. Nada de que “niño no es gente”.
Gandhi es toda una escuela. Afortunadamente en el país hace unos años se creó la Fundación Mahatma Gandhi, transformada hoy en el Centro Gandhi (@centrogandhi) que, por cierto, estrena sede en estos días. Esa organización se ocupa de organizar actividades formativas para enseñar la filosofía de Gandhi mediante temas como: comunicación para la convivencia, los pilares de la convivencia pacífica entre otros que ofrece. Este Centro cuenta con el apoyo del nieto y del bisnieto de Gandhi.
¡Ojalá que la no violencia contagie a todos los ciudadanos que creemos en las salidas pacíficas para nuestros problemas en el hogar, en la escuela, en la comunidad y en el país!