“A mí me gustaría pedir por la salud de mi mamá, tiene problemas con la tensión”, así me dijo una pequeña de primer grado cuando pregunté que querían para el Día del Niño.

El tercer domingo de julio se celebra en nuestro país el Día del Niño. Se nos ocurrió ir a una escuela de Fe y Alegría en Barquisimeto para conversar con los pequeños y pequeñas de Primaria e indagar qué deseaban para celebrarlo. Es bueno escucharlos y no solo con nuestra cabeza de adultos. Fue muy grata esa conversación. Era día de deporte, todos jugando en los espacios amplios del colegio, que tiene más de 60 años de fundado y está ubicado en una comunidad popular del oeste de la ciudad, Ya habíamos pedido permiso para esas reuniones; no fueron entrevistas sino conversaciones en grupos pequeños. Comparto lo que escuché.

Los más pequeños, alumnos de Educación Inicial, me contestaron lo siguiente. Las niñas siguen pidiendo muñecas y casas para sus muñecas. Se lo decían sonriendo a mi títere de mano, que era quien hacía las preguntas. ¡Je, je! Los varones: ¡motos! Eso nos sorprendió, no solo porque son costosas y por ello no es de fácil acceso para los habitantes de las zonas populares, sino sobre todo por la edad de los niños. ¿Tiene que ver con las motopiruetas, ahora “deporte nacional”? Nadie pidió teléfonos ni tabletas.

Seguimos después con grupos de tercer grado y luego terminamos con unos de 6to grado.

Las niñas de tercer grado fueron muy lindas. Pidieron salud y paz para sus familias y la comunidad. Cuando les inquirí qué pedirían al alcalde o al gobernador si pudieran hablar con alguno de ellos, una dijo rápido “pediría que arreglara las cloacas de la calle donde vivimos, llevan tiempo desbordadas, el olor es terrible”. Otra dijo que les pediría ayuda para unas familias que necesitan arreglar sus casas porque estaban en muy malas condiciones y podían caerse. También dijeron que les dieran de comer a niños que no lo hacen diariamente. Ninguna pidió juguetes, ni teléfonos ni tabletas. Cuando le preguntamos qué pedirían a sus padres, una dijo que estos pudieran acompañar siempre a sus hijos, pues conoce amiguitas cuyos padres se han ido y son cuidadas por sus abuelas “y aunque mandan dinero, no es lo mismo”. Todas dijeron tener familiares cercanos fuera del país.

A este grupo también les pregunté qué les había gustado más de este año escolar y qué no les había gustado. Sobre lo primero, hay que decir que las maestras quedaron muy bien: “nos ha gustado compartir con las maestras” y varias dijeron que las tareas de matemáticas. ¡Hay que felicitar a esas docentes! Igualmente el compartir con sus compañeros de clase. Sobre aquello que no les gustaba, dijeron dos cosas; una que los “más rápidos en dictados y tareas andan apurando a uno”. “Y nosotros leímos un cuento en clase y ahí se decía que nadie se burla de otros”. Indicaron que no les gustaba que hubiera varones que hicieran bullying a las compañeras, como con una que es gordita y le echan broma. “Y para el acto de fin de año, en donde bailaremos, ninguno quería bailar con ella, porque al final hay que cargarla, pero finalmente, uno se ofreció para bailar con ella”. Lo dijeron con mucha seriedad.

Los más grandes, los de 6to grado, todos pedirían balones de fútbol, de básquet, y “uniformes”. Creí que hablaban de uniformes para el colegio, pero no: se trataba de uniformes para los equipos deportivos. No hay duda que el deporte es promovido en el centro. Desearon salud y paz para la comunidad y el país.

Cuando ya me iba, unos pequeños preguntaron sobre lo qué yo estaba haciendo y una maestra les explicó. Entonces uno dijo que él también quería estar en la “entrevistación”. ¡Ja, ja! y nos quedamos un rato conversando.

La verdad, repetimos, fue muy grato y encantadora su actitud y sus respuestas. De paso, las conversaciones hablan bien del centro educativo, se ve que cultiva la empatía, el trabajo en grupo… Volveremos para ver qué experiencias exitosas se pueden sistematizar y así ayudar a otros.

Pero volviendo al Día del Niño, darles la posibilidad de expresarse y opinar es un buen ejercicio, no solo para los educadores, ya que tanto las autoridades como los padres deberían hacerlo. Y ¿qué tal los candidatos a presidentes? Y usted haga lo que pueda por los niños que tiene en su entorno. Luego nos cuenta.

Por Luisa Pernalete

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