
En medio de tantos problemas y de la emergencia humanitaria compleja que existe en nuestro país, hay muchos venezolanos actuando de manera solidaria a través de iniciativas pequeñas y grandes. Esa también es Venezuela. Hacerlo visible ayuda al contagio de lo bueno. Hay que divulgar lo que generosamente hacen muchos venezolanos de manera silenciosa.
“Buenos días. Que tengas una semana productiva, que Dios te bendiga y te proteja” y de paso, la imagen de un café virtual. ¿Cuántos mensajes parecidos a este no recibe usted cada día? Les comento que yo recibo varios, con buenos deseos, con abrazos virtuales… ¿Y qué tal los chistes a mitad de mañana? Tengo varios amigos que no me abandonan, no sé de dónde sacan tanta ocurrencia Gloria, Juan Pablo, Luis… Me hacen reír y todos sabemos ya que la risa tiene un gran valor terapéutico, pues reduce el estrés, mejora la concentración… De paso, me ayudan a ayudar, pues yo mando esa dosis de humor a otros que lo agradecen. ¿Y qué tal esos días que estuve sin internet? Pues mi amiga Ana María, vecina y compañera de colegio, me dijo que fuera a su casa y trabajara desde ahí. ¡Pura solidaridad!
Sigamos mirando. Esas amistades que mandan buenos deseos cada día, esas que se acuerdan de los cumpleaños de otros, las que rezan por tus familiares y conocidos enfermos, forman parte de la Venezuela solidaria en plena cuarentena prolongada y yo la valoro.
Es normal y hasta obligado que instituciones como la Iglesia católica trabajen en “obras de caridad”: eso es parte de su esencia. De manera que Cáritas, por ejemplo, hace lo que debe hacer. Pero yo hablo de gente que, por iniciativa propia, se activa ya sea personalmente o con otros, a favor de los demás. Solidarios, pues.
Comento algunas iniciativas de gente que se organiza para hacer el bien a otros, con más alcance. Veamos, por ejemplo, el caso de Belkis, maestra de un núcleo rural en Fe y Alegría en el estado Bolívar. Ella, junto a su hijo y su cuñada, organizaron y animan un Club de abuelos en la zona rural donde viven. Nadie la obligó, nadie le paga por ello, se le ocurrió la buena idea y ahí está. “Empezamos hace dos años. Lo atendemos mi cuñada, mi hijo y mi persona. Antes de la pandemia los reuníamos todos los viernes: les leíamos cuentos, rezábamos, merendábamos… Una vez les dimos unos talleres para que aprendieran a hacer galletas y pan. Son 26, hay 3 con discapacidad y 2 están en silla de ruedas… Durante la pandemia no ha sido fácil reunirnos, pero seguimos. Estoy esperando un bono que me va llegar para hacerles un buen almuerzo un sábado de estos”, me comentó el otro día. ¡Increíble! No sólo comparte su tiempo, su creatividad, también comparte sus escasos ingresos, porque ya sabemos que a los maestros no les sobran los ingresos.
Ampliemos lo que se hace en pro de las personas de la tercera edad. Ahí está, desde hace 15 años “Convite”, en 14 ciudades del país, entre ellas Barquisimeto, Caracas y Maracaibo. No hacen solo trabajo en ancianatos, pero es parte de su acción solidaria, además de ayudar con medicinas.
Vayamos ahora a Barquisimeto, una alianza entre “Esperanza Activa”, una especie de consorcio solidario que lleva varios proyectos, entre ellos “MATERNAR-Fe y Alegría”, a favor del personal y de los alumnos de las escuelas. Personal médico pasa revista, incluso en este tiempo de escuelas cerradas y educación a distancia, a los que trabajan en el colegio “Juan XXIII” de Fe y Alegría, ubicado al oeste de la ciudad. Edward, un profesor de dicho centro educativo, nos comenta que este año hicieron 2 operativos. El personal médico examina a los asistentes en el mismo colegio y luego, si la situación lo amerita, hacen contactos con otros doctores. “MATERNAR” cuenta con 10 voluntarios en la coordinación de diferentes actividades, además de un directorio de 20 médicos especialistas que prestan igualmente su apoyo de manera voluntaria. ¡Miren qué maravilla de alianza en apoyo a la Educación Popular! Pero no solamente han atendido personal de esa institución: desde mayo del 2020 han prestado apoyo a docentes del programa de Capacitación de Fe y Alegría (antiguo CECAL) y a los del Instituto Universitario (IUJO). ¡Admirable!
Y seguimos con Barquisimeto. Jesús Pernalete Túa, artista plástico, emprendedor social incansable, coordinador del Movimiento Ciudadano “Esperanza Activa”, ha impulsado la elaboración del Directorio de Mujeres Solidarias en la capital larense y ya lleva 100 en la lista, cuyas semblanzas va difundiendo por una emisora local. ¿Qué tal?
De igual forma en esa Venezuela solidaria están todos esos voluntarios que hacen posible la educación de adultos a través del Instituto Radiofónico de Fe y Alegría (IRFA), el cual desde que inició sus clases por radio hace más de 40 años, ha contado con el apoyo de centenares de voluntarios para ayudar a miles de participantes a estudiar, terminar su Primaria o su bachillerato. Hoy, a pesar de la pandemia y la situación que ha incidido en la reducción de matrícula, los casi 8000 participantes son atendidos por más de 350 orientadores voluntarios. ¿Qué les parece?
No podemos terminar estas líneas sin hablar de los valientes que se atreven a trabajar en organizaciones de DDHH en Venezuela, que es un riesgo cada vez mayor. Menciono, por ejemplo, la Red de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, conformada por 14 organizaciones que monitorean, investigan, promueven y defienden los derechos de esa población vulnerable como son los infantes y adolescentes venezolanos. En fin, la Venezuela solidaria no es esa que se queda en la queja, que se sienta a esperar que “otro” resuelva. No deja de denunciar y de exigir al Estado que cumpla con sus obligaciones, pero actúa mientras tanto. Esas acciones solidarias tienen que hacerse visible y, de paso, a esas personas y organizaciones solidarias es necesario apoyarlas y defenderlas cuando se les ataca porque, aunque cueste creerlo, hay obstáculos para ser solidarios en este país.