
“Soy madre de tres adolescentes, estudian bachillerato. ¡Estoy desesperada con eso de las clases a distancia. ¡No soy profesora de matemática, ni de física! ¡No sé qué hacer!”, así exclamaba el otro día una mamá que participaba en un foro chat sobre educación a distancia. ¡Estaba desesperada y ella no es la única!
Con motivo del Día de la Madre, he pensado que ellas también necesitan atención, porque están desarrollando tareas adicionales además de las que siempre han tenido, que son bastante.
Cuando hablo de “acompañarles”, eso tiene que ver con nosotros, los educadores. No podemos dejarles la responsabilidad de educar. No están para sustituir a los docentes, por eso las instrucciones que los profesores dan a los estudiantes tienen que ser bien claras. A ellas les toca ayudar a sus hijos a tener su rutina diaria para cumplir con sus deberes, para que no pasen la mañana durmiendo, pero no sustituir a los docentes. Vamos a decirlo de otra manera: “Una cosa yo les digo/ no es sustituir al docente/ es ponerle su rutina/ es actuar pacientemente.”
Acompañarles también pasa por la comprensión y la flexibilidad necesaria con las exigencias para con sus estudiantes. Por ejemplo, ¿a quién no se le va la electricidad en algún momento (o en muchas ocasiones) en Venezuela? En Caracas hay menos interrupciones, sin embargo, en el interior la situación cambia. Entonces hay que entender que no se puede ser rígido con la entrega de ejercicios, ni siquiera con la atención a las clases. No todos son privilegiados con el acceso a internet.
Acompañarles tiene que ver con estar dispuestos a escucharles, recibir críticas u objeciones y hasta recomendaciones de las madres, que puedan preguntar a los educadores lo que no tienen claro.
Acompañarles tiene que ver con preguntarles su opinión sobre lo que se está trabajando. ¿Lo ven interesante? ¿Le ven sentido? ¿Quiénes mejor que las madres para opinar sobre lo estimulante o lo aburrido que pueden estar resultado las clases a distancia?
También los medios de comunicación y las redes sociales pueden acompañar a las madres. La red de emisoras de Fe y Alegría (son 23 en todo el país) diseñó una serie de micros para dar este acompañamiento a las madres. Una muestra: “Organiza una rutina/ flexible, sin presionar/ cooperen en la cocina/ y no olvidar de estudiar.”
¿Y formarles? Si, no tengo ninguna duda de la pertinencia de incluir en los proyectos educativos a las madres. Desde hace mucho tiempo existen “Escuelas para padres y madres”, aunque debo comentarles que algunas conocidas por mí no pasan de unas charlas y, a veces, de regaños sobre el comportamiento de sus hijos en la escuela. Pero hoy, con la cuarentena prolongada, con las emociones a veces (o muchas veces), sin control, esos escuelas se vuelven una necesidad. Educación emocional, por ejemplo: cómo administrar esas emociones. “Un consejo yo te doy/ respira profundo un rato/ hazlo también con los niños/ verás que resulta grato.”
Necesitan, además de educación emocional, algunos elementos pedagógicos para que puedan orientar a sus hijos. El repasar lo anterior antes de entrar a nuevos temas, por ejemplo. ¿Qué se vio la semana anterior? ¿Qué se vio el día anterior? “Sabemos, no eres maestra/ y te toca acompañar/ pon buena cara al principio/ y felicita al terminar.”
Reconocer las cosas buenas que haga el hijo, eso también hay que hacerlo explícito. He escuchado quejas de niños y niñas por los regaños de sus madres. “Sólo me dices que haga las tareas”, le comentaba una niña a su mamá, la cual pedía consejo a una maestra. Reconocer lo bueno que hagan, tarea o actividades del hogar, seguro que será bien recibido.
En la línea de lo anterior, Rafael, director de un colegio de Fe y Alegría en Antímano, me comentaba que en conversaciones con padres y madres ha recogido el aburrimiento y cansancio de los estudiantes ante esta prolongada educación a distancia. Se le ocurrió, para la entrega de boletines, mandar a cada estudiante un caramelo en reconocimiento por sus esfuerzos y aquellos que lograron los mejores rendimientos en cada sección, les enviaron una carta de felicitación. Rafael dijo que los rostros de las madres se iluminaron ¡estaban muy contentas!
Finalmente, recomiendo formar a las madres en el uso del sentido del humor. Saber sonreía (anticipo de la risa), saber reírse, así sea frente al espejo, utilizar las bromas (no las burlas, que son muy dañinas) es una gran herramienta para bajar el estrés y ayudar a la concentración… Hay cursos on line de risoterapia; pero, si no conoce o no tiene acceso a Internet, pruebe a ponerse frente a otra persona, ríanse de manera forzada o simplemente sonrían y verán que en 3 o 4 segundos, ambas terminarán riendo. “Sonreír ayuda mucho/ hazlo tú, frente al espejo./ Sonríe después a los hijos/ verás lo útil del consejo.”
Las madres son muy importantes, hay que cuidarlas, no las podemos dejar solas. Esta cuarentena sigue prolongándose. Hay que sustituir la mano acusadora por la mano extendida en señal de ayuda y cooperación. Lo agradecen mucho, pues, a pesar de errores que puedan cometer, quieren a sus hijos por encima de todo. ¡Y, ojalá que hayan tenido un feliz Día de la Madre!