Más de 8.000 familias damnificadas en Mérida. Aproximadamente unos 25 puentes sufrieron daños y 16 pueden darse por perdidos. 370 viviendas afectadas y unas cuantas son inhabitables. Esto solo en el estado Mérida, por dar algunos datos, y usted habrá visto ya algunos videos e imágenes de Bailadores y otras localidades de la zona. También se reportan víctimas en Trujillo, Táchira, Apure, Barinas y Portuguesa; mientras escribo estas líneas, me llegan unos videos de la vía El Pao, en el estado Bolívar, donde se ven destrozos en la vía, deseando que no hayan viviendas afectadas. Quizás me quedó algún estado por ahí que no registré.

Noticias como las mencionadas anteriormente nos han estado impactando desde el miércoles. Difícil no conmoverse, difícil no pensar en esas familias que se han quedado en la calle.

Pero junto a esas noticias, que iban llegando a los grupos de chats, igualmente comenzaron las acciones solidarias. Primero las preguntas sobre qué podemos hacer y luego, poco a poco, las informaciones sobre medios disponibles para ayudar, de centros de acopio, de llamados a la solidaridad, sin dejar de invitar a orar por todos esos hermanos afectados, sólo que sabiendo que “no basta rezar”. La vida hay que protegerla con acciones efectivas.

Desde la Red de Acción Social de la Iglesia (RASI), se informó sobre las vías que siempre se usan en casos similares: la de Cáritas, instancia que tiene presencia en todos los estados del país, la cual puso a disposición una cuenta para hacer donaciones en dinero (muy importante en esos casos donde hay problemas de comunicación por los puentes caídos). Luego fueron incorporándose otras organizaciones como las seccionales de la Asociación Venezolana de Educación Católica, AVEC, con su red de centros educativos afiliados, entre otras.

De igual forma, se han sumado instancias de profesionales, como algunas seccionales del Colegio de Médicos (la de Barquisimeto entre ellas, en la cual voluntarios estarán trabajando el fin de semana); varios clubes rotarios (los dos de Barquisimeto y Valera, entre otros), el Centro de Estudiantes de la UCAB y estudiantes de la ULA, además de otras instancias de esta universidad. Todos ellos dispuestos a trabajar para ayudar a los hermanos damnificados.

Digamos que las organizaciones mencionadas suelen hacer acciones como la de ayudar en este tipo de emergencia, por su misma identidad, pero llama la atención la incorporación de redes de casas comerciales, como EPA, que ha puesto a todas sus sucursales a nivel nacional como centros de acopio; otro ejemplo es el de Avior Cargo en varias ciudades del país.

En Mérida están desde la ULA, Educomunicación de Fe y Alegría, Cámara de Turismo, Sistema de Orquestas del Páramo y muchas otras. El portal La Arepita tiene una larga lista de centros de acopio en todo el país.

Siempre recordamos eso que decía el padre José María Vélaz S . J . fundador de Fe y Alegría. “Hay más gente buena que mala; a los buenos hay que darles oportunidad de hacer buenas obras”. Nosotros estamos de acuerdo con él.

 Pensemos que la mayoría de los venezolanos estamos hoy “pasando trabajo” con este bolívar devaluado, los bajos salarios, los costos de las medicinas, por decir sólo algunos elementos que nos preocupan y ocupan a la mayoría de la población, pero estamos seguros de que responderemos a este llamado a la solidaridad con los afectados por las lluvias.

 Claro, nos gustaría que las autoridades hicieran más caso a los expertos ambientalistas que recuerdan la necesidad de tomar previsiones para evitar que las lluvias no terminen en tragedias cada año.

Mientras tanto, súmese a estas acciones solidarias, que no serán sólo para estos días; los afectados necesitarán nuestras manos extendidas por algún tiempo.

Luisa Pernalete