Sumario. Muchos conflictos bélicos en el mundo y con amenazas de extenderlos. En la actualidad hay muchos tipos de violencia y todas ellas dejan heridas. Es necesario vivir en paz. Hay que promoverla en la familia, la escuela, la calle, la comunidad… ¡En todos los espacios! Sobre eso escribimos.
«La paz es un sueño hermoso en la Tierra/ si se realizara fuera maravilla/ pero como abundan perros en la guerra/ el sueño se vuelve una pesadilla// … En muchos hogares a diario pelean/ y hasta hacen la guerra con sartén y platos/ y uno siente pena que esas casas sean/ una madriguera de perros y gatos// Que ninguna guerra en la Tierra es buena/ y ninguna paz en el mundo es mala/ dice una frase escrita con gala/ que ninguna paz en la Tierra es mala//” (esta canción es de Jesús Rosas Marcano y Gilberto Simoza, 2000).
¿Cómo está el mundo hoy? Ese conflicto bélico en Oriente, Israel, la franja de Gaza, el Líbano, los coletazos en Irán. No olvidemos Ucrania invadida por Rusia, Yemen del Sur… por mencionar algunas y también las situaciones de violencia interna como la de Colombia o en México con las bandas de narcotráfico.
¿Quiénes ganan con las guerras? Los vendedores de armas y el ego de gobernantes que no saben dialogar para resolver los problemas. Sufre la población civil y los soldados empujados a utilizar armas contra otras personas, por las decisiones tomadas por otros.
Pero no es solo la violencia de los conflictos bélicos; existen pequeñas «guerras», como las que se desarrollan en las familias (como perros y gatos), entre vecinos, entre uniformados y ciudadanos, en la calle entre peatones, choferes, ciclistas, motorizados, en las redes sociales… Ninguna guerra es buena.
“La paz es premisa y requisito para el ejercicio de todos los derechos humanos. No la paz del silencio, del hombre y la mujer silenciosos y silenciados. La paz de la libertad y por tanto de las leyes justas, de la alegría, de la igualdad, de la solidaridad de todos los ciudadanos, donde todos cuentan, conviven y comparten». (Declaración del Director de la UNESCO, enero, 1997).
Afortunadamente hay iniciativas, unas grandes, otras pequeñas, que promueven la convivencia pacífica, los procedimientos para resolver los conflictos de manera pacífica. Existen los reconocimientos mundiales como el Premio Nobel de la Paz, este año ganado por una organización de Japón que lucha contra las armas nucleares. No olvidemos a Malala, la persona más joven en ser galardonada por este premio, quien promueve el derecho a la educación, señalando que no buscaría venganza contra la persona que le había disparado siendo ella una adolescente. Nelson Mandela solía decir que la venganza era mala consejera.
En Venezuela hay muchos centros educativos que tienen la Educación para la Paz como eje transversal, mientras otros capacitan a las madres con herramientas para promover la paz intrafamiliar y la paz en las escuelas donde están sus hijos. Un ejemplo de esto es el programa Madres Promotoras de Paz de Fe y Alegría. De igual forma, existe el programa Aulas de Paz, impulsado por la Asociación para el Desarrollo Integral Comunitario (con sede en Caracas) con muchas estrategias innovadoras que enseñan a educar para la paz en el aula. No olvidemos el Centro Gandhi, que promueve la convivencia pacífica, las herramientas de la no violencia en adultos, niños y niñas; o a la Red de Acción Social de la Iglesia (RASI), la cual lleva años celebrando un encuentro de constructores de paz y en enero del 2025 impulsará un diplomado para formar líderes que promuevan la convivencia pacífica.
Estas iniciativas nos animan y no olviden que, a pesar de lo violento que está nuestro país, en el preámbulo de nuestra Constitución se indica que se promoverá la justicia, la igualdad, la cooperación entre las naciones, entre otras cosas.
Finalmente, recordemos que en el preámbulo de la Declaración Universal de los DDHH se establece que todos nacemos libres e iguales. Todos y todas tenemos derecho a la paz.
Por: Luisa Pernalete
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