Tomamos esta afirmación de la activista liberiana Leymah Gbowee, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en el año 2011, por ser una de las responsables de un movimiento popular que dio fin en 2003 a la segunda guerra civil en Liberia. Y es que, según datos de la ONU, en el 2024, uno de cada 4 países notificó haber tenido retrocesos en los derechos de las mujeres. Y les damos otros números más relacionados con los Objetivos de Desarrollos Sustentable (ODS). Algunos nada más para no cansarles:
- Las mujeres estamos por debajo en todos los ODS en comparación con los hombres;
- Las mujeres constituyen el 2/3 de los analfabetos del mundo;
- Hay una brecha salarial: las mujeres, en términos generales, ganan menos que los hombres aun cuando el cargo sea el mismo y tengan tanto la formación como la preparación para el mismo.
- En 30 países se sigue realizando la mutilación genital femenina. ¡Estamos hablando en pleno siglo XXI! Solo este dato debería movilizar a mucha gente, muchas organizaciones;
- En 39 países las mujeres no tienen derecho a herencias, mientras los hombres sí.
- Dos tercios de las víctimas de la trata de personas, son mujeres.
- Muchas mujeres en el mundo no pueden elegir con quién quieren casarse, pues el matrimonio es impuesto, es forzado.
- Hay países donde no tienen derecho ni a estudiar, ni a trabajar fuera de su hogar.
Es verdad que se ha avanzado en algunos aspectos. En la historia de la humanidad, gobernada principalmente por hombres, ha habido excepciones (reinas, santas, lideresas), pero, cada paso dado en los derechos de igualdad, ha significado grandes luchas. No ha sido nada fácil, hablando del siglo pasado y este, la batalla por el derecho al voto hasta la lucha para poder vivir sin violencia.
Existen muchos elementos que no suelen estar visibles. Aquí en Venezuela, por ejemplo, las dobles y triples jornadas. Recuerdo una vez, haciendo un trabajo sobre equidad de género en educación, cuando les pregunté a unos niños de tercer grado qué hacían sus madres cuando llegaban de trabajar fuera de la casa. La respuesta fue “se ponen a cocinar y a lavar ropa”; cuándo les pregunté por sus papás, respondieron que se sentaban a mirar la televisión o sus teléfonos.
La cultura machista ha impuesto patrones de conducta en hogares, escuelas y trabajo. Y lo que se hace cultura, se ve como “normal”. Por eso, incluso hay madres que fomentan esa distribución injusta y desigual en las tareas del hogar: las niñas que ayuden a poner la mesa, lavar los platos, cuidar a los hermanitos menores, mientras los varones pueden ir al patio o a la calle a jugar.
En nuestro país, a pesar de esa Ley con nombre larguísimo, Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aún existe mucha violencia contra la mujer. Pese a esto, afortunadamente, hay organizaciones que hacen seguimiento a esas situaciones de violencia como, por ejemplo, UTOPIX, quien señala que en el 2023 hubo 201 feminicidios, es decir, ¡cada 38 horas fue asesinada una mujer en Venezuela!
Y claro, qué hemos tenido avances también. Muchas escuelas fomentan el respeto mutuo entre sus alumnos, como las de Fe y Alegría, donde estamos muy pendientes del buen trato, así como las universidades (ejemplo de esto es la UCAB, donde se hace campaña por ese respeto y se penaliza cualquier tipo de violencia contra la mujer).
De igual manera, se ha avanzado en la participación de las mujeres en la vida pública y profesional, reconociendo sus valores y capacidades para ejercer cargos que antes eran asumidos únicamente por hombres.
Las mujeres se han ido empoderando, en todos los sectores, conociendo sus derechos, organizándose para defenderlos y promover la igualdad y el trato digno. Saben ser puente para resolver problemas, defienden a sus hijos, y a los hijos de otros, volviéndose “madrinas”, como observamos en el programa Madres Promotoras de Paz, coordinado por Fe y Alegría.
Me gustaría mencionar el empuje en ese reconocimiento del valor de la mujer que el papa Francisco ha hecho con nombramientos nunca antes vistos en la iglesia católica, como ese reciente de Sor Rafaella Petrini, religiosa franciscana, de 57 años. Esta hermana es, desde el 1 de marzo, la Presidenta de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Presidenta de la Gobernación del mismo Estado. Es graduada en Ciencias Políticas, con doctorado en Ciencias Sociales, maestría en Comportamiento Organizacional. Hay otros ejemplos de nombramientos de mujeres para espacios donde se toman decisiones.
Recordemos que la ONU, desde 1975, decretó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, para visibilizar sus derechos, sus luchas, su situación. Este año el lema es: “Sus derechos, nuestro futuro, ahora”.
Finalmente, les recomiendo leer el hermoso poema “en honor a la mujer perfecta” que podemos encontrar en la Biblia, Proverbios 31. Les transcribo algunos versículos:
“Va radiando salud y dignidad, mira con optimismo el porvenir. Lo que dice es siempre muy juicioso, tiene el arte de transmitir piedad. Las mujeres valientes son incontables… El encanto es engañoso, la belleza pasa pronto, lo admirable de una dama es su sabiduría”.
Luisa Pernalete