Sumario: La educación venezolana sigue en emergencia. Cada vez hay más NNA y jóvenes fuera de las aulas de clases. Cada vez menos docentes para relevar a los que se han ido. La educación ya no puede quedar solo bajo la responsabilidad de los docentes. Los empresarios, las academias, las redes sociales y los medios de comunicación también pueden educar o deseducar. Damos algunas pistas para la sociedad educadora necesaria hoy en el país.
“Yo quiero que estudies para que sea alguien en la vida”, solían decir los padres a sus hijos. Esta es una afirmación muy escuchada en cualquier hogar de sectores populares, pues había conciencia de que sin educación no había buenas oportunidades de crecimiento personal, de trabajos dignos, incluso de reconocimiento social.
Hoy, a pesar de los cambios de la sociedad mundial, la educación -la formal y la informal- sigue siendo vital para el desarrollo del ser humano. Nelson Mandela, a pesar de los miles de problemas que había en Suráfrica cuando asumió la presidencia, decía: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”; y Malala, la Premio Nobel de la Paz más joven de la historia, que ha defendido con su vida el derecho a la educación señaló: “Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única salida”.
No es casualidad que uno de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la ONU, el número 4, sea la educación para todos; el mismo hace referencia a la Educación de calidad. Y ya se sabe que los países con mejor calidad de vida en el mundo le otorgan una importancia inmensa.
Pero hoy, con este mundo cambiado y cambiante, la educación -que busca el desarrollo integral de las personas, la formación de ciudadanos, el desarrollo de las inteligencias múltiples de cada quien– ya no está únicamente en manos de la escuela, de la educación formal: toda la sociedad puede educar o deseducar, según se hagan los aportes o se omitan oportunidades.
Vemos, por ejemplo, en Venezuela: los empresarios pueden hacer mucho como apadrinar alumnos que requieren ayuda económica para seguir estudiando; recibir pasantes de escuelas técnicas; apoyar campañas de formación ciudadana e, incluso también pueden transferir conocimientos para emprender,para producir. En pequeño, conocemos iniciativas de estas que hemos nombrado.
La sociedad civil y diversas organizaciones pueden contribuir a la educación del país, tanto de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, como de los adultos en general. Sé de organizaciones que promueven la participación ciudadana para la construcción del bien común, por ejemplo, como lo hace en Barquisimeto el “Aula Abierta al Ciudadano”, con 23 años de actividad, o el Consejo Consultivo de la Ciudad, creado en el 2017, también en Barquisimeto, socializando experiencias nutritivas para los ciudadanos, estudiando problemas de la ciudad, tendiendo puentes. Ambas contribuyen a la educación.
Las academias, las universidades y los centros de investigación que ayudan a aclarar problemas y buscar soluciones. Gracias a investigaciones de la UCAB-Caracas o del núcleo de Guayana, la sociedad puede saber, por ejemplo, que las mujeres del estado Bolívar y las niñas están siendo afectadas por la minería y las bandas de trata de personas, situación hecha pública por una investigación de la UCAB-Guayana; ni hablar de los aportes de ENCOVI o los datos que el profesor Carlos Calatrava (director de la Escuela de Educación de la UCAB-Caracas), ofrece muchas veces para que la sociedad sepa cómo está la educación. Es necesario poner la lupa en el número de excluidos de las aulas, que: no son millón y medio, ¡son 2.900.000! ¡Casi 3 millones de estudiantes! Situación para pensar en serio y ocuparse de salvar la educación. ¿No les parece?
Y claro, con esos casi 3 millones de NNA fuera de las aulas, más importante todavía son los medios de comunicación social educando. Por ejemplo, la red de emisoras de Fe y Alegría, tienen varios programas explícitamente educativos como “La Escuela en la radio”, dirigido a niños y niñas de Educación Inicial y de Primaria. Arrancó en el 2021, a los 15 días de ser declarada la suspensión de clases presenciales debido al Covid. Un programa que se transmitió en la tarde y en la mañana, siendo escuchado por alumnos de Fe y Alegría y por muchos otros. Luego de la reincorporación a las clases regulares, se ha mantenido como un instrumento de refuerzo escolar. Hay otro programa “Radio Tuber”, hecho por jóvenes para adolescentes y jóvenes, muy animado, tratan temas de interés para los adolescentes. Una manera diferente de educar con música, comentarios partiendo de esos intereses… Igualmente, las emisoras difunden micros radiales que tiene que ver con temas de ciudadanía y cultura general. La radio llega a mucha gente. Son vitales estas emisoras.
Anímese usted, desde donde esté, a ser parte de esa “sociedad educadora”. Todos podemos hacer algo, Súmese a alguna iniciativa, como actor o como beneficiario. Alíese, solos no podemos: “Necesitamos la gran alianza para educar y dar esperanza”.
Redes sociales: @luisaconpaz