Sumario: El 4 de diciembre de 1910 nació en Chile el padre José María Vélaz s.j., quien fue fundador de Fe y Alegría en 1955. Nosotros lo consideramos venezolano. Su concepción de lo que debía ser la educación sigue vigente en este Movimiento de Educación Popular, el cual se ha extendido a 22 países. Recordarlo es hacerle justo honor e inspirarnos para ayudar a la educación venezolana, la cual está en emergencia desde hace varios años.

¿Hasta dónde podrán llegar el ingenio, la ilusión y los anhelos?” es una interrogante que leemos en el poema del padre José M. Vélaz (1910-1985), conocido como Testamento del padre Vélaz, escrito en 1980.

El padre José M. nació el 4 de diciembre de 1910, quedando huérfano de padre cuando tenía 5 años, por lo cual su madre decidió regresar a España con sus hijos. En 1928 dejó sus estudios de Derecho y entró a la Compañía de Jesús, siendo enviado a Venezuela en 1946.

No quiero escribir una biografía del padre José María, sino de esa semilla que sembró en 1955 cuando, ya fundada la UCAB (Caracas)  y en plena dictadura de Marcos Pérez Jiménez, solía recorrer con sus estudiantes los barrios de la capital, conversando con los vecinos, preguntando qué les aquejaba y le respondían que muchas cosas, pero la más preocupante era que no tenían escuelas para sus hijos.

El padre Vélaz ya había soñado con fundar escuelas; decía que el pueblo venezolano era extraordinario, aunque necesitaba de educación para potenciar esos talentos instalados (él no los llamaba así), pero esa es la idea: la importancia de la educación.

Sigamos en 1955. Y aquí la primera enseñanza que recupero de Vélaz: la importancia de las alianzas, la posibilidad de creer en los demás porque “hay más gente buena que mala”, decía. Soñaba con fundar una escuela con sus alumnos de la UCAB y se le presentó Abraham Reyes, un humilde albañil, muy católico, que llevaba años construyendo su casa en un sector pobre que hoy conocemos como “23 de enero”, quien le ofreció la planta baja para que fundara esa escuela tan necesaria. Se puso un cartelito: “Se aceptan varones”. Cada niño llevaba su mesita y su sillita, siendo las estudiantes del UCAB las primeras “maestras” voluntarias. Al poco tiempo, Abraham y su esposa Patricia le cedieron, igualmente, otro espacio en la planta alta, el cual indicaba: “Se aceptan niñas”. Así nació la primera escuela de Fe y Alegría, que es definida como un Movimiento de Educación Popular Integral y de promoción social, que el próximo año cumplirá 70 años sembrando esperanza y educando corazones.

Así que confiar en otros, atreverse, soñar. “Tenemos que ser muchos para que nos escuchen”, proclamaba. Sin embargo, el ayudar, el aliarse con otros son importantes.

Invitar a otros a sumarse. Vélaz empezó a contagiar a otros hermanos jesuitas que trabajaban en distintos países latinoamericanos y en la siguiente década ya veríamos el corazón de Fe y Alegría en Ecuador (1964), Panamá y Perú (1965) y así hasta sembrarla en casi toda América Latina, e incluso en algunos países de África. Con una Federación Internacional, con un Ideario que nos une, teniendo autonomía funcional.

Educación Integral, otras de sus intuiciones: cabeza, corazón y manos. Enseñar a pensar, educar en valores, enseñar a hacer. Todas las escuelas de Fe y Alegría en Venezuela que tienen bachillerato son técnicas. Educar en y para el trabajo. ¡El padre V2elaz se adelantó décadas!

Volvamos a ese hermoso poema ya mencionado, su Testamento. Todo es hermoso, solo subrayo algunas ideas inspiradoras: la sensibilidad por los más urgidos de cariño y atención: “Estoy pensando en vosotros, en los que vendrán (…) Para los que todavía no han nacido/ para la niña triste/ que no conoció el cariño/ para el huérfano cuya universidad ha sido el desamparo/ para los que no tienen voz/ que les defienda//” ¡Miren qué importante es esto en el mundo actual, donde existen tantos niños y niñas que viven en orfandad!

Su preocupación por el ambiente, por la Casa Común, estaba muy presente en las escuelas que fundó directamente. Un adelanto a esa preocupación mundial de hoy por el cambio climático.

Y estos otros versos, también de su Testamento, que invitan a soñar, a renovarnos, algo tan urgente hoy: “¿Hasta dónde podrán volar/ el ingenio, la ilusión y los anhelos?” ¡Me inspiran tanto esos versos! Una invitación a la creatividad. ¡Maravilloso! Él invitaba a los maestros de Fe Alegría a atreverse, atreverse a fundar en sitios difíciles, atreverse a innovar…

Antonio Pérez Esclarín, fiel heredero de Vélaz, nos dice que “el padre JMV sabía bien que todos los tesoros del mundo no se pueden comparar con el valor de un solo niño». Por ello, quería que todos crecieran fuertes, felices, educados”. (Pérez Es clarín, 1992. “Padre José María Vélaz, fundador de Fe y Alegría).

Estas humildes y cortas líneas sirvan de homenaje a este gran educador, del cual tenemos mucho que aprender. Debemos sentirnos privilegiados por haberlo tenido entre nosotros y que sepamos hacer crecer su herencia. Termino con estas palabras de Vélaz: “Un niño sin escuela es una estrella que se apaga, una flor que se marchita, un arroyo que se seca” (citado también por Pérez Es clarín), que nos viene hoy muy bien cuando tenemos más de 3 millones de niños, niñas y adolescentes fuera de las aulas.

Por: Luisa Pernalete

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