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Para poder educar en paz

Sumario. El 15 de enero se celebra en Venezuela el Día del Maestro, en recuerdo de aquella jornada en 1932 cuando los educadores, en medio de la dictadura de Gómez, educadores pidieron mejoras para ellos y para la educación. Hoy los maestros no pueden educar en paz debido a sus bajos salarios y por las malas condiciones de los planteles y servicios públicos. Hay que aliarse para salvar la educación y eso pasa por cuidar a los educadores. Sobre esto escribo.

“La situación para los maestros está muy difícil. Hay unos cuantos que se vienen a pie, caminando hasta por más de media hora, porque no pueden pagar transporte, incluso algunos han renunciado porque el salario no les da para pagar el bus”.

Es muy lamentable que profesionales de la educación tengan que renunciar porque el salario no les da ni siquiera para pagar el transporte colectivo. Y lo que perseveran necesitan de condiciones para poder educar en paz, con la concentración necesaria para preparar clases, atender adecuadamente a los alumnos, con la complejidad que hoy tienen los niños, niñas y adolescentes.

Recordemos que el 15 de enero se celebra en Venezuela el Día del maestro, en recuerdo a una jornada que hubo en 1932, en tiempos de Gómez, cuando educadores protestaron para pedir mejoras en su trabajo educativo y mejoras también para la educación en aquellos momentos.

Hoy, en el 2023, el año ha comenzado con muchas movilizaciones del Magisterio, cansados de esos salarios que no les da para comer, para pagar un bus, para vivir con dignidad, tal como lo establece el artículo 91 de la Constitución, según el cual, “todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y para su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales”. No lo estoy inventado, así lo indica la CRBV.

Y para que tengan una idea. Un docente I, el más bajo de la escala, esos que tienen entre 1 y 5 años de experiencia, está ganando el equivalente a 17 dólares y con las primas llega a 21 dólares mensuales; un docente VI, el más alto de la escala, tiene un salario de 22 dólares y llega a 31 con las primas.Estamos hablando de profesionales con más de 20 años de experiencia y con postgrado. ¿Les parece justo? ¿Les parece que educar, ofrecer presente y futuro a los niños, niñas y adolescentes, se remunere de esa manera?

Es evidente que con esos salarios ningún profesional puede tener paz ni tranquilidad para preparar clases, corregir tareas, atender la complejidad de unos 30 alumnos, si no sabe cómo le dará de comer a sus hijos o cómo se regresará a su casa.

Pensemos, además, las malas condiciones de los centros educativos en el país. Mucho no cuentan con agua potable; no hablemos de equipamiento para su trabajo diario. Es verdad que se han ido recuperando planteles. ¿Cuántos? ¿Unos 5000? ¡A nivel nacional  pasan de 20 mil!

Los educadores necesitan condiciones para educar en paz. No es solo el salario, es su actualización, es su formación permanente, es el acompañamiento que orienta y no sólo el que exige recaudos. Necesitan también reconocimiento a su labor que, en Venezuela, es de héroes.

La educación venezolana está muy mal. Hay cerca de millón y medio de muchachos en edad escolar fuera de las aulas. De la calidad no hablemos. No hay mediciones desde hace diez de ningún tipo en la educación oficial, que es el 85% en el país, ni siquiera hay memoria y cuenta del Ministerio (la última se publicó en el 2016).

Un país no sale de ninguna crisis sin una buena educación. Y salvarla no puede quedar en manos de los maestros. Se requiere una alianza amplia que una a las familias, las universidades, los medios de comunicación, empresarios, dirigentes… ¡del lado que sean! Los educadores necesitan paz para educar. Su trabajo es muy importante. ¿Qué puede hacer usted para contribuir a esa paz?

Por Luisa Pernalete (@luisaconpaz)