“Aquí nadie hace nada.  En Venezuela estamos dormidos”.  No sé usted, pero yo escucho con frecuencia expresiones como esas y…  ¡Cómo abundan en las redes sociales!  Creo que eso es propio de personas que están aisladas, que tienen un solo ojo para mirar. Y sin querer afirmar que “Venezuela se arregló y no hay problemas”, creo que en este país hay mucha gente moviéndose, hay iniciativas pequeñas y las hay más grandes; algunas duran unas horas o unos días, también están aquellas que perseveran silenciosas y son también eficaces.  Empecemos por esas pequeñas que veo a diario.

  • El señor Carlos, en Barquisimeto, vive a pocas cuadras de un parque, donde camina en las tardes. Ha asumió un sector del mismo, lleva plantas, las siembra, las cuida.  Nadie le paga, ni lo manda, ni lo vigila.  Admiro su perseverancia.
  • La señora Lucrecia, profesora de inglés ya jubilada, le da clases tres veces a la semana a vecinas en edad escolar. ¡La aman! ¡Lo hace por gusto y es extraordinaria como profesora! Y no es que no tenga nada que hacer en su casa, trabaja mucho. ¡Hay ver qué clases más animadas son las suyas!
  • Elizabeth, en Punto Fijo, profesora universitaria jubilada, y ya sabemos cuáles son los ingresos de esos profesionales que ayudaron a formar profesionales. Pues a ella le faltan días de la semana para realizar diversas actividades solidarias: conecta gente para que se forme, visita ancianos y gente enferma, da clases particulares para ayudar a esos chicos que no les va bien con la matemática.  ¡Preocupada y ocupada siempre!

Más de uno estará diciendo que esas son buenas acciones, pero, no son más que una velita en medio de tanta oscuridad y falta de energía.

Entonces pasemos a otro nivel.  Digamos una ONG que se ocupa de ayudar a niños, niñas y adolescentes del hospital JM de Los Ríos: Prepara Familia.  Hace una semana estuve en Caracas y me invitaron a conocer lo nuevo que están haciendo, desde hace unos meses, por los NNA: alquilaron un espacio y brindan atención psicológica para NNA con ciertas dolencias; atienden a los que tienen problemas de desnutrición; reúnen adolescentes (de esos que están esperando ser trasplantados), los animan, ayudan a expresarse y hasta están pensando en formar su grupo de parrandas y aguinaldos.  Ya les ofrecí unas cuantas estrofas.  ¡Les admiro!  No se cansan: cada dólar que consiguen como aporte sirve para mejorar y/o ampliar lo que hacen en el hospital.  ¡Dios y la Divina Pastora les bendiga y les acompañe! Los necesitan.

Sigamos con ONGs que atienden a NNA.  CECODAP, sin dejar de formar y hacer investigaciones, también han reacomodado su local en Caracas para atender a más población infantil y adolescente, necesitada de escucha, de consejos.

Para hablar de la familia cercana, Fe y Alegría, durante todo este mes ha llevado a cabo una campaña en contra de la violencia escolar, con énfasis en el rechazo y prevención del acoso escolar y en apoyo al respeto mutuo que debe existir en los planteles.  Con mucha creatividad, maestros y alumnos de muchas de nuestras escuelas  participaron en esa campaña. ¿Dormidos? ¡Para nada!

Pero pasemos a gente despierta en todo el país, que no está contenta con la situación, que ven sus derechos vulnerados y lo expresa.  Les comparto los datos que ofreció el coordinador del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (@OBVCS), en el foro organizado por “El Pitazo”: “¿Y Venezuela se arregló?”, donde    tuve el honor de participar.  

Según el OVCS, los años con mayor cantidad de protestas fueron 2014, 2018 y 2019, protestas que dejaron víctimas fatales y detenidos; pero eso no significa que la gente se “durmió”.  En el 2021 hubo 18 protestas diarias en todo país, un poco menos que en el 2020; mientras que entre enero y abril del año 2022 se registraron 2677 protestas, ¡22 cada día!, o sea, se incrementaron en comparación con el año pasado.  La mayoría protestó por derechos sociales, laborales, servicios públicos y también por el derecho a la participación política.  El 98% fueron pacíficas -estamos aprendiendo- a pesar de que las respuestas del gobierno han sido represión, criminalización y reducción del espacio cívico.  Añadamos que, según el OBVCS, en estos 10 años, unos 90 mil venezolanos han participado en protestas. En las últimas semanas, los jubilados y pensionados han hecho manifestaciones en unas cuantas ciudades del país.

Ciertamente, hay una Venezuela bien despierta, con una actitud distinta, proactiva, sin dejar de reaccionar por lo mal que están las cosas, sin sentarse a esperar que se arreglen como si se esperaran el maná caiga del cielo.

Usted decide a cuál país se anota. Hay mucho qué hacer y hay gente de mano extendida que seguro le recibirá con gusto si quiere sumarse a la Venezuela que exige, propone y actúa.

Nota: Esta columna fue publicada inicialmente en El Correo del Caroní el 19/06/22