
Sí, ya sabemos, la emergencia humanitaria compleja también la sufrimos en la escuela, donde igualmente tenemos una Educación en Emergencia Compleja, pero los educadores tenemos el reto de convertir estos días de Navidad en tiempo de parto creativo.
Todos sabemos que en Navidad se celebra el nacimiento del Niño Jesús, tiempo de esperanza, las aulas pueden ser un portal y el Niño puede nacer en la escuela. Después de todo, los niños no tienen ninguna culpa de la situación y están pagando las cuentas. Tenemos dos opciones: no hacer nada o lo mínimo, o poner lo nuestro.
Comencemos por preguntar qué saben de la Navidad y qué suelen hacer en sus casas y en la comunidad. Todos les dirán, como mínimo, que cantan aguinaldos, gaitas, parrandas. Es posible que más de uno diga que reciben regalos, aunque sean pequeños; alguno precoz tal vez diga lo que una de mis ahijaditas, de 7 años, le comentó a su madre -mi comadre- hace un año: “Creo que el Niño Jesús no vendrá, él es pobre y todo está muy caro”. Claro, en esa oportunidad, el ángel Gabriel se activó y se ocupó de que la pequeña tuviera su Doctora Juguete. Pero sigamos con lo que podemos hacer en el aula.
¿Qué tal si lee algo del profeta Isaías? Me encanta el Príncipe de la Paz (Isaías 11, versículos 1 al 9): “No juzgará por las apariencias.” ¿Qué hay en nuestros corazones? Y luego esos versículos donde se anuncia que los distintos, los “enemigos”, podemos encontrarnos: “La vaca y el oso pastarán en compañía”, lo vemos en el versículo 7. ¿Y con quién tenemos que encontrarnos nosotros? ¡Es lindo para trabajar los deseos de convivencia pacífica! ¿Qué profecías haría Isaías hoy en nuestra comunidad, en nuestro país?
Hay cuentos muy hermosos desde los clásicos venezolanos como el de Pocaterra, “De cómo Panchito Mandefuá fue a cenar con el Niño Jesús”, o el de Oscar Guaramato, “El Niño nació en Cabimas”, hasta el que yo escribí el año pasado, “Y el Niño nació en la escuela”, además de aquellos que usted y los niños puedan inventar.
Regalos ¿Qué podemos regalarles nosotros al Niño? ¿A los que queremos? Pueden ser dibujos hechos por nuestros niños y le ponemos música a eso. “Corre caballito/ vamos a Belén/ a ver a la Virgen y al Niño también”. Creo que “Corre, caballito” y “Mi burrito sabanero” son los aguinaldos más populares en las escuelas. No importa si usted o los niños cantan desafinados, el entusiasmo en las notas supera ese problema.
Pero yo le agrego un elemento a esos cantos: inventen estrofas, pongan a los pequeños a inventar. Las primeras costarán, pero luego irán saliendo solitas. Les compartos algunos que se pueden cantar con “Corre, caballito”, por ejemplo y que esas estrofas expresen denuncias y también los buenos deseos. No demos más vueltas, aquí van las mías, ¡a usted le quedan las otras!
Si es una escuela con entorno violento, puede cantar: “El Ángel Gabriel/ alzando sus alas/ Dijo: Ya está bueno/ recojan las balas” o esta otra: “El Ángel Gabriel/ dijo von vehemencia/ yo quiero la paz / y no la violencia”, y ellos repetirán: “yo quiero la paz, dicen los pastores… que ha nacido un niño cubierto de flores”, cantando con la melodía de “Corre, caballito”.
Cuando pensemos que todos van al portal, imaginemos qué llevan al Niño, se puede cantar: “Palabras bonitas/ traen en el morral/ todos esos niños/ que van al portal”. O esta otra: “Yo le pido al Niño/ que cuide a mi escuela/ y a mi maestra/ que está siempre bella”.
Si usted es de las maestras que habla sobre la situación que ellos tienen en sus hogares, pues haga estrofas de este tipo: Yo le pido al Niño/ en esta oración/ que venga y nos pare/ la hiperinflación. O esta otra: Al Niño Jesús / le vengo a pedir/ que el agua por tubo/ nos vuelva a salir”.
Si los chamos son más grandecitos y usted ha trabajado los derechos contemplados en la Convención de los Derechos del Niño, en la Constitución, o en la LOPNNA, cante algo como esto: “Yo le pido al Niño/ en esta oración/ que venga y proteja la Constitución”.
Resulta muy animado llevar a los niños y niñas cantando por otros salones. Entonces valen algunos como estas: “Se oyen unos cantos/ con unos tambores/ son los estudiantes/ parecen pastores”. Como yo soy de Fe y Alegría, nunca falta esta: “Esta es la parranda/ de Fe y Alegría/ cantando aguinaldos de noche y de día”.
Puede ponerse más creativo y pensar en lo que los Reyes Magos traerían hoy: “Los tres Reyes Magos/ vienen del oriente/ traen arroz y harina/ pues son buena gente…”.
Usted les canta las suyas y los pide a ellos que inventen. Eso anima mucho y es lo que llamo “sembrar esperanza con cable a tierra”.
Estas estrofas también las pueden cantar con “Fuego al cañón” y si los chamos son más grandes, puede ponerle este coro: “Qué pelazón, qué pelazón, ya no nos alcanza pal´ pan de jamón”.
Finalmente, los maestros también pueden hacer las suyas, será un manera creativa de expresar lo que estamos sintiendo. Por más de una década canté: “El ángel Gabriel/ anunció a María/ la jubilación / para Fe y Alegría”. Hoy es obligatorio cantar: Nuestra educación/ está amenazada/ nación sin escuela/ es nación fracasada”. Las otras, hágalas usted.
Pero siempre termine con mensajes de esperanza: “Que José y María/ en la Navidad/ traigan de regalo/ la fraternidad”.
Luisa Pernalete