
Sumario. Septiembre ya está aquí. Conviene recoger los aprendizajes del año escolar pasado, largo por lo difícil que fue para todos; pero reflexionar sobre el mismo puede ayudar a no cometer los mismos errores, detectar vacíos, hacer previsiones, tomar decisiones acertadas… En educación no se puede improvisar. Sobre eso escribo. Me gustaría conocer los aprendizajes de otros.
Con todas las críticas y observaciones que podamos hacer sobre esa carrera de obstáculos que fue el año escolar 2019-2020 hubo muchos aprendizajes que conviene recoger. Creo que todos aprendimos algo: los estudiantes, los padres, los docentes, espero también que los funcionarios y creo que los comunicadores sociales, pues se escribió bastante sobre educación durante estos meses.
Comparto con ustedes mis aprendizajes y el primero es que no sabíamos casi nada de educar a distancia, así que tuvimos que recurrir a los que sí eran expertos, ya fueran conocidos o buscar por otros medios. Y debo decir que me siento menos analfabeta digital. “Profe, queremos que participe en un foro-chat”. Gracias a Dios no podían ver mi cara de susto, porque ni idea de lo que eso significaba y de ahí en adelante, con humildad y preguntando, fuimos aprendiendo. Debo decir que todos los aprendizajes no fueron sobre herramientas tecnológicas, hablo también de enfoques, prioridades… He de añadir que el interés personal que puse en aprender, también lo percibí en muchos docentes tanto de escuelas públicas como de privadas y subvencionadas.
2.- Educación a distancia no es igual que educación presencial. Parece una tontería, pero muchos docentes tuvieron que entender en la práctica que no se trataba de calcar lo que antes se hacía con los estudiantes al frente: ahora es hacerlo con un micrófono o con un teléfono inteligente. El producto para el estudiante tiene que estar suficientemente claro de manera tal que su mamá no se convierta en maestra, para lo cual no está preparada. Tampoco se trataba de “imponer” 5 horas de trabajo remoto al chico. ¿No se cometieron estos errores? Añadamos aquí el tema de las tareas. No por muchas más tareas se aprende más. Y no se buscaba que los chamos odiaran las tareas sino que fuera algo divertido o interesante. Agrego en este apartado la importancia de trabajar más por competencias que por contenidos, lo cual es más importante a distancia. Se requieren herramientas para educar a distancia y los docentes no las tenían.
3.- Educación a distancia no es sólo internet: Esa, la on line, es sólo una modalidad, pero educación a distancia existe desde el siglo XIX, pues por correspondencia se ha trabajado en educación de adultos desde entonces. Luego en el siglo XX se enriqueció con la radio y la televisión. En Fe y Alegría, por ejemplo, desde que se creó hace más de tres décadas el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) para adultos, se ha dado clases por radio, con reuniones semanales con los estudiantes. Luego, a partir de la década de los 80, cuando el internet se fue masificando, a la educación a distancia se incorporó esa herramienta, sobre todo en Educación Universitaria. Así que por “papelitos”, por papelógrafos en bodegas y puertas de los planteles, por grupos de wasap, televisión, radio, megáfonos… mientras no exista el ámbito físico para el proceso de enseñanza aprendizaje, todo eso es Educación a distancia (ED)
4.- La educación emocional y el acompañamiento psicoafectivo son súper importantes. No se trata de una relación impersonal. Los estudiantes, de la edad que sean, pero más si son niños o niñas, necesitan sentirse importantes para sus maestros. Muchos docentes se dieron cuenta que antes de preguntar por las tareas, era conveniente preguntar cómo se sentían… Sólo esa pregunta cambiaba el tono de la “clase”. Eso resultó válido también para la relación con las madres e igualmente entre el directivo y su personal. Es el lazo afectivo, tan necesario en la educación. Añadimos aquí la importancia del acompañamiento tanto para los padres como para los docentes.
5.- Todos nos necesitamos. Esto fue un aprendizaje en doble dirección: los padres revalorizaron el rol del educador -y de la escuela como institución- y los educadores revalorizaron el rol de la familia. ¿Cómo se podía garantizar la atención del chico si los padres no garantizaban una rutina en casa?
6.- No se necesitaban zapatos. No es un chiste. Una directora me dijo que antes de la cuarentena estaban faltando muchos alumnos por el tema de los uniformes y los zapatos. A distancia no eran necesarios ni unos ni otros y ello amplió la participación en su escuela. “Casi todos los niños se incorporaron al trabajo a distancia. Claro. No importaba que no tuvieran zapatos”. ¿Qué tal?
7.- Monitoreo indispensable. Dado que se estaba ensayando, ir monitoreando lo que se hacía, qué funcionaba, a cuántos se llegaba por radio, a cuántos por wasap, a cuántos con guías… cómo llegar a más… Los datos, los registros, la sinceridad y la humildad ¡todo ello se volvió muy importante!
8.- La escuela reduce desigualdades. Eso ya lo sabíamos, pero en esta cuarentena se vio más claro. Un alumno puede no tener en su casa un lugar para hacer sus tareas, pero en la escuela tiene un pupitre, una maestra que le ayuda. Los más vulnerables, los más pobres ven esas desigualdades reducidas.
9.- Las brechas tecnológicas y el problema de la electricidad se pusieron en evidencia en esta cuarentena. Muchos estudiantes sin equipos, mientras para miles y miles era el problema de la electricidad, ¡aquí no valía ninguna modalidad a distancia! Y ello no dependía de los docentes. Ambos problemas incrementaron la brecha entre atendidos y excluidos.
10.- Sea educación presencial o educación a distancia, sin maestros no hay escuela. Sin docentes, aunque no estuvieran 100% preparados para el reto, no hubiera sido posible llegar a ningún estudiante. Por eso la insistencia en recordar que el educando merece educación de calidad (artículo 103 de la CRBV) y el maestro requiere un salario que le permita vivir con dignidad (artículo 91 de la CRBV).
Todo esto en medio de la importancia de prevenir los contagios. Cuidar y cuidarnos, como algo transversal.
Me encantaría seguir recuperando aprendizajes, sin embargo espero que,al menos estos, sirvan para enmendar errores para el próximo año escolar.