Todos-somos-hermanos-Rodolfo-AcevedoEn los numerosos talleres y  conferencias que en estos años he dado a miles de educadores  por  toda Venezuela,  he  incorporado   la siguiente parábola, como un aporte a superar la extrema polarización y el desencuentro  que estamos viviendo:  

 “Un viejo maestro preguntó a sus discípulos si alguno  le podía decir  en qué momento terminaba la noche y comenzaba  el día.

¡Cuando ya podemos distinguir a lo lejos  un perro de una oveja! –afirmó con decisión uno de los discípulos.

El viejo maestro negó con su cabeza.

-¿Será cuando en la neblina lechosa del amanecer podemos distinguir  una ceiba de un samán?  –se aventuró otro de los discípulos.

-¡Tampoco! –respondió con convicción el maestro.

Los discípulos se miraron desconcertados y preguntaron ansiosos:

-¿Cómo, entonces, podemos saber el momento en que uno puede asegurar “hasta aquí llegó la noche y está comenzando el día”?

El  maestro los miró con sus ojos mansos de sabio y les dijo:

-Cuando tú miras  el rostro de cualquiera y ves en él a tu hermano o a tu hermana. En ese momento comienza a amanecer en tu corazón. Si no eres capaz de eso, sigues en la noche”.

Necesitamos con urgencia recuperar una mirada cariñosa e inclusiva para vernos como conciudadanos y hermanos y no como  enemigos. Al enemigo se le ataca con violencia. Al hermano se le acepta con cariño a pesar de las diferencias.  La genuina democracia es un poema de la diversidad y no sólo tolera, sino que celebra que seamos diferentes. Diferentes pero iguales. Precisamente porque todos somos iguales, todos tenemos  derecho a ser, pensar y decidir  de un modo diferente dentro, por supuesto, de las normas de la convivencia que regulan los derechos humanos y los marcos constitucionales.

Venezuela nos necesita a todos. Son tiempos para renunciar a la violencia, reencontrarnos y trabajar unidos  para superar juntos los graves problemas que tenemos, entre ellos, el de la  inseguridad, la pobreza,  la corrupción, el desabastecimiento,  la violencia, la improductividad. Son tiempos para,  sin renunciar al sueño de buscar con empeño un país  mejor,  emprender las transformaciones   urgentes y necesarias que nos resuelvan los gravísimos  problemas de la cotidianidad.  No podemos  seguir pensando que estamos construyendo aquí un mundo nuevo,  si tenemos miedo de salir a la calle, si la corrupción anda desbordada, si escasean los productos de primera necesidad, si no conseguimos  medicinas y los hospitales están sin dotación, si la inflación devora salarios y ahorros, si cada vez para más jóvenes la “salida” es por Maiquetía, si seguimos pegados a la teta petrolera y no asumimos el trabajo productivo y responsable como medio esencial para producir riqueza y  garantizar a todos unas condiciones de vida digna. 

El diálogo eficaz  supone humildad, respeto, autocrítica  y una gran coherencia. Si Jesús dijo: “la verdad les hará libres”,  la mentira sólo puede conducir a la  esclavitud. Y hoy se miente demasiado y sin el menor pudor. Sólo sobre la sinceridad y la verdad será posible dialogar.


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Joven emprendedor, creo en Dios y sus promesas, programador, apasionado por las tecnologias y Fundador de Empresario Virtual, poeta http://www.empresariovirtual.org Mil Palabras!