En estos momentos tan difíciles, me atrevo a proponerles a todas las personas de buena voluntad, chavistas, opositores y a aquellos que no se sienten representados por ninguno de estos dos grupos, este sencillo compromiso por esta Tierra de Gracia, que Colón confundió con el Paraíso Terrenal y Dios la llamó a la existencia en una tarde que estaba especialmente creativo y feliz:
“Nos comprometemos a tratar a los demás como deseamos que nos traten a nosotros, a respetarlos, a ser pacientes y compasivos, a perdonar, a abrir nuestros corazones a todos por igual, a practicar una cultura de la solidaridad y la cooperación, a enterrar nuestras diferencias e intolerancias, sin permitir que el odio y la venganza nos dominen y esclavicen.
Nos comprometemos a luchar por la justicia y la paz con respeto y tolerancia. En consecuencia, renunciamos a la violencia física como medio para resolver nuestras diferencias y problemas. Renunciamos también a la violencia verbal, a los insultos, a todo comportamiento que pueda herir o causar daño. Nos comprometemos a oponernos a las conductas violentas, las mentiras, las ofensas, los cinismos e ironías, la prepotencia, sin utilizar los mismos métodos de los violentos y de los que quieren ofender y dividir.
Porque consideramos a Venezuela una gran familia, donde todos somos hermanos, lamentamos cada uno de los muertos por la violencia política y por la violencia social, y nos comprometemos a ser amables y generosos con todos. Nadie debe ser considerado o tratado como ciudadano de segunda categoría, o ser rechazado por pensar distinto. Nos oponemos a toda forma de dominación, discriminación y abuso. Rechazamos la violencia venga de donde venga y nos comprometemos a mostrar una conducta pacífica con todos. Queremos una Venezuela donde la constitución no sea letra muerta y regule el actuar y el decir de todos, con poderes autónomos que se regulen unos a otros, e instituciones eficientes que resuelvan problemas y nos traten a todos por igual.
Nos comprometemos a trabajar por Venezuela con responsabilidad, dedicación y entrega para alcanzar un orden social y económico que sea eficiente y justo, en el cual todos tengamos iguales condiciones y oportunidades de realizar nuestras potencialidades como seres humanos, con especial predilección por los más débiles: los niños, los ancianos, los pobres, los que sufren, los discapacitados, los refugiados, los enfaermos, los que piensan distinto, los que en estos días sufren las consecuencias de esa violencia desatada. En consecuencia, nos comprometemos a hablar y actuar con honestidad y compasión, a evitar los prejuicios y el odio, a alejarnos de la codicia por el poder, el prestigio, y el dinero.
Por estar convencidos de que para crear una Venezuela mejor, hay primero que cambiar la conciencia, nos comprometemos a alimentar la nuestra por medio de la reflexión, el diálogo, la meditación, la oración, y los pensamientos positivos”.